1/26/2006

A saber qué le respondo al sol si me ve con esta sonrisa. Y qué le dirá a la luna cuando se acabe su día de trabajo. A saber, porque no sé y no quiero saberlo. Puede que me esté siendo infiel pero este éxtasis no se compra ni se vende. Ni tampoco se regala, viene a ti y de sorpresa.

Qué emoción, Dios mío... Qué emoción. No sé qué pasa, pero mi espíritu rebota contra los huesos de mi cuerpo, noto que hasta la hemoglobina se ha alterado. Mis venas no pueden más. Qué clase de euforia es esta... Que me llena la boca de aire pero no me apetece gritar.

Solo reír, reír por qué o de qué. ¿De quién? De mí, puede ser. Ahora mismo me parece todo tan sencillo, tan sin más tan sin menos. Si da igual, si no quiero nada más que verte por aquí o verme por allí, deslizando mi piel contra el roce del aire en mi carne azul reflejada de cielo.

Me tiene el alma hambriento de atardecer, de renacer, de ansia de Fénix o de sueño interrumpido. Con extraño afán de reanudar el punto en el que nos despertamos... Con avaricia y ganas de volver a soñarlo para tenerlo más cerca y acariciar la felicidad en los prados de Morfeo.

Todo parece un sueño, ahora mismo puede que hasta lo sea. Con el horizonte maquilladito de gris lejanía y azul confuso, vestido con mudas de horizonte y perfume a destino inalcanzable. Ribeteado de pájaros negros empequeñecidos por la limitación de la vista del hombre.

Está en su sitio el mundo, pues, ya que los edificios no se estiran contra el viento, ni quieren arañar al sol ni asustarme. Se quedan donde están, por lo visto ahora mismo el mundo está en su sitio.

El suelo no tiembla, parece firme y yo siento que veo las formas del aire, el color de mi entusiasmo y noto la magia flotar por dentro de mi cabeza y deseo. Y deseo no parar nunca, porque veo que vuelo y vuelo donde quiero, donde más lejos, donde no haga falta explicar nada. Y nada quiero necesitar para no echaros en falta, y me falta un no sé qué de qué que la veo tan sublime y por eso le escribo cartas todas las noches y la llamo tristeza.

Y tristeza está hoy triste porque me ve alegre, y alegres celos los suyos que me interrogan de dónde vengo, que qué he hecho y que ya le lloraré después pero... Ahora mismo solo puedo dedicarle una sonrisa.

No hay comentarios: