6/26/2006

Como la niebla hecha jirones tras la tormenta la ilusión del poeta se desgarra y lame las laderas de su melancolía. Consciente de este hecho habla y escribe sobre lo que ama, cree amar, y considera inalcanzable. Así puede sentirlo cerca, como algo suyo, como algo propio.

El blanco etéreo y el gris misterioso de la niebla establecen los confines del mundo en una parcela limitada a la visión del hombre, pero sabemos que hay algo más tras ella.. Porque solo es niebla, un manto de vapor intangible cuyo cromatismo no es más que una ilusión limitante que en realidad no es.

Como la tinta para el alma del poeta. Igual del mismo modo que parece que no existe más allá de las palabras, las entrañas saben los secretos que se confiesan al papel, al viento, a lo que sea. Siempre hay algo más. Tras la creencia, tras la certeza, tras el saber o el imaginar.

Al escribir se realiza la transacción más extrañana posible. Una confidencia a cambio de alivio, una dosis vital de fantasía y mientras dure planearé sobre los pensamientos que me conducen a ti y la curiosidad motivadora que enardece mi voluntad.

Cuando ya no quede nada y el efecto expire, entonces caeré yo de morros contra mi propio cuerpo... Pero guardaré una sonrisa y sentiré que fue real. No sé a qué saben tus labios, pero sé que besé tu boca.

Entonces la niebla se arrastra gimiendo entre el rumor del aire, y deja una estela de silencio, magia, y magnificencia. Me he conocido mejor. He estado a tu lado.

6/17/2006

Al otro lado:

Ojalá pudiera entregaros el aroma de estas calles. El aire que lame las montañas arrastra en su saliva el olor de los pinos verdes y el espliego morado. La piedra de las casas transpira el perfume del hogar y se intuye en la mente el recuerdo de un tocón encendido.

Ojalá pudiera reconstruir las formas de la memoria y entregaros la vida. Retornar la ceniza de vuestros cuerpos al alma inmortal de vuestras sonrisas. Amigos, ojalá pudiera elevarme con mis músculos sobre la pólvora y el azufre para ir a buscaros.

El deseo no vaga en resentimiento. La consciencia de lo que sé me abruma y al otro lado de la Laguna escribo en papel y recito a piedra. Vuestros representantes de mármol impoluto guardan un silencio atroz, como el que me aplasta por las noches.

Atento a mi soledad empuño el corazón para escribir lo que mis ojos se niegan a llorar... Porque al saborear el aroma de estas calles, y al sentir la lengua del aire en mi piel trayéndome las voces de lo que acapararé como un tesoro, no puedo evitar pensaros.

Me despido ya. Volveré al pueblo, al lugar donde concebí estas cartas. Debo esperar a que me llamen a vosotros pero ahora hay un presente que me aguarda. El césped y la hiedra que treparán por vuestras fortalezas saben que el agua que las regará cuando me presente será salada.

Hasta siempre, espero que no hasta pronto.

6/13/2006

En algún lugar donde el mundo no sea mundo sino sueño intermitente, el viento en su rumor te hará llegar mi letanía. Allá donde el tedio atroz se desmorone en remolinos de tormenta y deje mis huesos a medio roer con los tuétanos de cara al agua del olvido.

Será en un relámpago fugaz donde recuerde tu ser, mi ser aunque no contigo y en ese destello efímero regurgitaré los fluidos de mi cuerpo que adornan la imposibilidad de la consumación al sentimiento con impoluto carmesí de romanticismo.

Estallaré en ceniza dentro de tu mente mas en mi corazón a cada pulso emergerá del torrente de mis venas la ilusión que me rodea. Tal vez cuando te encuentre, de nuevo, vestida de sonrisa inocente, se borren los horarios de mi supervivencia.

Cae el sol de mediodía con aplomo y la nostalgia lame la piedra de mi esencia incorruptible, buscando alguna señal de la providencia para no confesar aún mi ciega creencia, para no sortear al azar la aparante vulnerabilidad de mi fortaleza.

Sin embargo emana la voluntad de mis adentros y aunque la melancolía embiste no quiero, ni puedo, evitar el suspiro que lleva tu nombre a mi presencia, a mi recuerdo, a lo que, por un momento, creí nuestra única existencia.

Puede ser que no exista ese lugar donde el mundo no es mundo, en ese caso seré yo mismo el portavoz de mi desesperación contenida y te haré saber lo que comprendo al verte mientras duermo mas no lo haré con un rumor sino con saliva.

El tiempo apremia mas la vida queda, lloverá de mi piel el sudor de mi trabajo, la sed y el hambre de mi fuerza.

6/02/2006

Sin dudarlo ni un instante volvería a saltar. A pesar del frío, del temblor de los músculos, y de las limitaciones instintivas, volvería a saltar desde el borde del abismo. Al caer no tienes qué esperar, nada que perder.

Mientras la gravedad te arrastra hacia un impacto brutal la mente se aisla y genera un molde de adrenalina en el cual los pensamientos fluyen a la velocidad de la luz. El pasado y el futuro son solo dos muestras titilantes que acabarán por fundirse.

Cierras los ojos y no te queda más que el presente, algo de esperanza y la sensación de estar en calma porque, una vez que saltas, ya no hay vuelta atrás. Cierras los ojos, y cuando los abres vuelves a aparecer al borde, con la llamada del aire en tus oídos y la marejada de emoción en las sienes.

Una vez que saltas ya puedes caminar sin prisa, sin temor ni agobio. Pero, hay que decidirse.