1/11/2006

The mooost loneliest day in my liiife, the most loneliest day in my liiiife. Qué canción, joder. Qué canción. Lo cojonudo es que me alegra. No sé a qué clase de contradicción responde, pero la canción titulada Lonely Day, de System of a Down, me alegra. ¿Qué tiene? No lo sé. Quizás sea que todos alguna vez cada semana pensamos que un día es el más triste de nuestra vida.

No lo sé, de verdad. Pero me encanta. También me gusta, por cierto, observar que todo yo soy una piña. Mis yos ya no se llevan la contraria más que para jugar conmigo. Lo lamento, he perdido el hilo de la fama o la popularidad. Podría callarme, pero no me sale de los huevos... Ya sabéis, lo que más valoro es la sinceridad.

Sería fácil soltar el ladrillazo de mi vida, remangarme hasta los codos y ponerme a soltar una sintaxis tan bien elaborada que os entrara por los ojos, la saboreaséis con el seso y acabaráis por sonreír o llorar emocionados. Me gustaría ser ostentoso, pero para qué.. Tanto adorno y tanta historia...

Me encanta esta canción, es maravillosa. Y, después de todo, me gusta esto. Me gusta que me pidáis que actualice... Mi blog sigue siendo un rincón para perdidos de sí mismos, para crápulas borrachos de orgullo y olvidados de dignidad. Sin embargo ahora somos más. Soy mar y barco de mis tormentas, sol y cielo de mi calma. Y vosotros igual.

Joder, no voy a mentir. Ha cambiado mucho, incluso yo estoy cambiando y me da miedo porque estoy empezando a pensar que mi rayo de luz pueda creer que no me conoce... Y no sería cierto, puesto que es la única que en realidad, a pesar de que no siempre sabe lo que pienso, puede saber cómo me siento. Que detrás de mi sonrisa hay una melancolía latente, una lágrima viva deseosa de morir, suicida, entre mis labios.

No quiero cambiar en ese aspecto. Quiero continuar en este síndrome de Peter Pan asumido de una forma no críticamente implicativa. Yo qué sé, no sé qué podría decir pero si me callo no me explico cómo no digo nada de cuanto tengo. Esas jodidas contradicciones de las que hablaba antes. Cambiamos de canción, Vermilion Part 2. Slipknot.

Cambias, cambia el mundo o cambias tú y el mundo. A saber. Tantos nuevos principios, tanto olvido y todos esos conceptos deformados por una sociedad manipulada por su propia manipulabilidad (¿existirá este palabro?). Qué opulento juego de palabras, qué asco. Pero qué asco, además de verdad.

Aún así se ve gracioso... Lo veo así, curioso y gracioso. ¿Qué hago si no? ¿Llorar? El egocentrismo, esa enfermedad que todos padecemos y aún más cuando decimos que no, me está jodiendo. Pero no a mí por serlo, pues una vez lo admites no hay problema, sino por lo ajeno. El egocentrismo y un saco de ideas morales que antaño fueron dignas y hoy son excepcionales.

Ay Dios... Se confunden tantas cosas hoy. Fingir arrepentimiento para obtener un perdón con el cual demostrar lo falsa que es esa persona al perdonarte. Pero para qué hablar de los demás, si cada uno consideramos que nuestros problemas son los únicos y más importantes. Joder, pudiendo recurrir al victimismo de una forma gratuita. En principio, por cierto.

Creo que va siendo hora de despertar, de darme cuenta de que ni soy un genio ni poseo una mente privilegiada (pero no me importa ser impuntual). Y reconocer que si soy especial es por aquellos que me rodean y que no depende del esfuerzo que yo haga por serlo, y esto lo admito y lo reseño. Tengo que ir creyendo en los milagros.

A veces me encantaría que la Humanidad fuera sometida a juicio, para saber quién vale y quién no. De paso, para comprobar si la providencia existe o no es más que una especulación sobre lo sacro para obtener un beneficio tangible en lo terrenal. Para escribir sobre conspiraciones religiosas y logias letales que controlan nuestras mentes a través de cualquier tipo de medio subliminal con el que llenar nuestro subconsciente de deidades absolutas.

Y me encantaría ese juicio para comprobar que la idea que tengo de mí mismo, en mi lado más vil y concupiscible (me encanta esta palabra), es cierta. No sé, me preocupa mucho saber si soy especial, en serio, puede ser estúpido pero los humanos somos estúpidos y seguro que a todos, y digo todos, nos ronda tamaña aberración por nuestra cabecita. No hay necesidad alguna de mentir, y no se miente cuando a pesar de pensar en eso también somos humildes.

No sé qué mierda es esta, la verdad, en la que los hombres buscan una solución en la evasión. Tomando un placebo fundamental en una dieta de resignación con la que creemos que no somos culpables de nada y, por supuesto, tampoco héroes de algo. Pero no sé qué es peor, si eso o encender la mecha y echar patas porque no queremos que el ruido de la explosión nos ensordezca.

Estoy convencido de que ya va siendo hora de que yo despierte pero, joder, me apetece seguir soñando. Un rato, solo cinco minutos más. Aunque sé que cuando sueñe que soy feliz no querré despertar; del mismo modo que si sueño que descubro mis defectos no querré dormir más hasta que los haya corregido todos...

Bendita frivolidad.

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