12/27/2006

Hacía tanto frío... La niebla se colaba por entre su ropa, calando su piel y metiéndose hasta lo más hondo de sus huesos. Le era imposible dejar de pensar en todo aquello.

Era tan suave el tacto de su piel; tan cálida su voz y tan profundos sus gemidos que no quería perderse en el olvido. Recordar y recordar. Pensaba que esa sería la única vez que la podría tocar, besar y sentir.

No se conformaba con ello pero no quería arriesgarse a perderlo porque pudiera ser que no se repitiera jamás. Evocó de nuevo las imágenes. El salón soleado, luminoso, templado a pesar del frío que hacía afuera, casi como el que ahora lo envolvía en un hálito letal.

Volvió, pues, de nuevo a ese salón, a las mantas que sirvieron de cama. Volvió a sentirla sobre sus rodillas, incluso tembló mientras veía, recordando, cómo la desnudó poco a poco. Rozándola con sus dedos. Dedos no expertos pero conocedores de lo que hacían. La sintió estremecerse y ahora, al visualizarlo, él hizo lo propio... Como cuando fue la primera vez solo que ahora fuera a causa del frío.

Tenía los ojos cerrados, mirando hacia su alma, apretando fuerte para hacer más real la película de su memoria. No se dio cuenta de que la niebla y el frío cada vez lo envolvían más densamente, más próximos a él y a su calor vital... Pero no le importaba, quería seguir sintiéndola, así que continuó.

Sonrió al ver cómo ella se acercaba a su cuello; cómo él se deslizó hacia su nuca y la besó detrás de la oreja con mucho cuidado, con suma delicadeza, para no alterar el equilibrio mágico que había conjurado el hechizo de su belleza... No podía creer que estuviera con él... Era tan hermosa.

Se detuvo en su pelo y en cómo éste caía en forma de cascada sobre su espalda, castaño oscuro por la luz, negro cuando había ausencia de ésta. Le encantaba. Era suave, y olía bien. A limpio, a puro o eso pensaba. E inspiró hasta que le dolió la nariz.

Deslizó las palmas de sus manos por su cintura, del mismo modo mediante el cual el alfarero moldea la arcilla en el torno. Disfrutando de cada milímetro de músculo y piel, de cada pliegue y cada poro como si en ello le fuera la vida. Parecía que intentase depositar en ella parte de su espíritu, cubriéndola con un velo de él, de su esencia más primigenia.

Se retiró de su cuello, le susurró al oído y sintió que no podía prorrogarlo más así que buscó con el tacto de sus labios los de ella y la besó delicadamente como hiciera en el cuello. Entreabrió la boca y dejó que ella entrara con toda su fuerza, con todo el fuego del que dispusiera porque él iba a hacer lo mismo.

Y cuando sintió que sus almas se unían a través de la lengua él se dejó caer, con ella encima, sobre las mantas que sirvieron de cama en aquel salón luminoso y templado. No recordó nada más porque la niebla y el frío acabaron aproximándose tanto a él que le robaron su calor vital por completo, los latidos de su corazón. Y lo mataron, congelándolo, el frío y la niebla mientras revivía el sueño que más feliz le hizo durante semanas.

12/24/2006

Especialista consumado en pillarme los huevos. Generalmente con las bisagras de lo imposible, para que duela más. Ya no el hecho en sí sino la reflexión posterior. A medio consumir por el ridículo perpetrado, por las actuaciones magistrales sobre el escenario de lo casi patético. Con un triste final. Triste por triste; triste por previsible.

Sin embargo siempre piensas que no va a ser siempre igual y que, tal vez, en esta ocasión pueda ser distinto. Aún no lo ha sido. Es completamente normal, no tendría sentido. Qué se iba a hacer, si no. Igual enloquecer es mi sino. O la única apuesta plausible.

Pero da lo mismo, porque en cuanto acabe de escribir todo esto me despojaré de la racionalidad, de la escasa lógica y volveré a la ilusión. Ilusión por qué, por todo. Para qué, para todo, para nadie o para todos.

Creo que es casi un principio masoquista, porque duele bastante. Sin embargo, luego lo piensas y dices que el final es importante pero no tanto como el transcurso... Y el transcurso es verdaderamente hermoso. Lo que sientes es irrepetible porque nunca es igual. Aunque luego llores el corazón te perdona y el seso te comprende.

Podría decirse que es una autodestrucción constructiva. Que merece la pena, porque lo que se siente entonces no se siente de otra manera.

12/17/2006

Creo que debo confesar que no necesito compasión sino afecto. Que no quiero beber, busco una triste canción. Alimentar de tranquilidad a este instinto inquieto y pasar de nerviosamente preocupado a preocupantemente en calma.

Darle un poco de tregua al corazón porque ya va siendo hora de dejarlo descansar. Que vaya a su ritmo, sin prisa, porque prometo seguirlo. Sin obligarle a sentir, sin que me fuerce él a lo contrario. Saboreando cada gota de sangre en sus ventrículos del mismo modo en el que yo degustaré cada beso con mis labios.

Dejaré los ojos reposando en lo que vean. Posarse donde miren y no mirar dónde se posan. Convertirme en el medio por el que fluirá el propio principio de vivir, por donde discurrirá incesante el caudal de los sentimientos. Sin catalizadores. Sin trampas.

Confieso que me enamoré de ella pero que, al dialogar a partes iguales con mi razón y mi yo más pasional, logré aceptar lo que debía. Confieso que fallé, que fallo, y que fallaré. Confieso haber confesado. Confieso que no me guardaré más secretos.

Ya he encontrado lo que buscaba. No es una sino dos. Dos tristes canciones que de tan hermosas me hacen sentir bien. Me hacen ver, sin tener que forzar mis ojos y mi vista, que la belleza está ahí... En cualquier lugar, en ninguna parte.

Confieso que estoy en paz. A pesar de todo, ahora, me encuentro en paz.

12/15/2006

A veces, casi continuamente, piensas que hay algo para ti. Algo para cada uno. Sin embargo ese algo es especial y tarda en llegar. Casi siempre demasiado, o eso nos parece al esperar. No sé qué es aquello que espero ni que busco y por eso no sé si cuando llegue sabré si ha llegado.

Puede que tal vez haya llegado ya y mi ignorancia o mi torpeza me hayan impedido verlo. A lo mejor suena egoísta pero existe un vacío que no puedo llenar... Un vacío al que ni tan siquiera llegan las palabras y los sueños lo sobrepasan deslizándose sin detenerse a mirar desde arriba por miedo a que los absorba.

Los recuerdos se vuelven insípidos cuando me asomo a dicho hueco y me parece que llevo demasiado tiempo caminando al borde, dudando entre saltar y no saltar... Pero me da miedo. No sé qué hay ahí si es que acaso hay algo... No sé si será mejor o peor. O es que estoy atado a las arenas secas de este acantilado.

Las voces que oigo desde ahí abajo acuden raudas y afiladas, como puñales o hachas sedientos de sangre. Lo que esperas no llegará; lo que crees es todo mentira; lo que eres es algo que inventaste para huir de nosotros.

A veces, en mis pesadillas, me arrastran hacia el fondo de un lago o un estanque. Mandan a sus súbditos para hacerlo... Los que ya no están con nosotros que se fueron hace años o tan solo días. Sus rostros son terroríficos y el miedo atiere mi cuerpo sin dejarme tiempo ni para suspirar. Hasta el alma parece que se esconde tras los huesos para intentar escapar de la mirada horrible que poseen.

Me llevan al fondo y me sujetan al suelo con algas. Extraen mi alma, hacen que la vomite. Me repiten continuamente la letanía que los monstruos del fondo les encargan. No puedo si quiera retorcerme, ni arrodillarme... No puedo pedir clemencia ya que cada vez que lo intento las algas se aferran más a mí... Como si quisieran robarme la sangre... Cuando expulso lo que quieren, entre burbujas y una estremecedora arcada, lo guardan en un trozo de coral y me ponen a prueba.

Pero nunca llego a saber qué es esa prueba. De repente el agua se evapora, mis pies vuelven a ser libres y el coral desaparece. Vuelvo a la superficie del lago y de ahí al borde del abismo. Y oigo gritos que se disipan a los lejos, entre mis ganas de alejarme.


Nunca he visto a esos verdaderos monstruos. No sé dónde se esconden realmente. Los imagino como magníficas serpientes marinas. Como la materialización más exacta posible del miedo. Siempre que vuelvo al acantilado pienso que puede que tengan razón. Entonces los recuerdos pierden el sabor y los pies cobran un peso atroz.

Cuando el espejo me devuelve el saludo me asegura que es solo soledad. La misma que siente él cuando es, al mismo tiempo, el algo y alguien y ese alguien se marcha... A veces hasta pronto. A veces para siempre.

12/06/2006

Hace días que llevo rumiando el mismo pensamiento. Y tú lo sabes. Sin embargo no sé qué ocurre pero no me atrevo a llevarlo a cabo, tal vez sea miedo. Ayer dije que lo haría si soñaba contigo, y así ha sido. Esta noche. Me he sentido muy descansado al despertar.

No puedo seguir tus pasos . Ya no. Tras esa línea que separa lo real de lo irreal no hay nada para mí, al menos no por ahora. Besaré tu recuerdo, mas no tus mejillas. Veré tu sonrisa, pero no te veré sonreír.

La fría piedra que selló tu retorno congeló mis sentidos y el bloqueo de mis sentimientos ya llega a preocuparme. No sé cómo es posible que no tenga palabras para ti, ni para esto. Sé que te echaré de menos.

Lo único que puedo desearte es que te vaya muy bien en el viaje que hace una semana emprendiste, cuando llevaste a cabo tu última decisión, si acaso es que se puede tomar partido en una determinación semejante.

Hoy hace siete días que volviste a los montes que pisaré con las suelas de mis zapatos, con las plantas de los pies y mi alma por completo. Siete días que volviste a la tierra de la que saliste, al lugar que te vio nacer.

Recorreré de nuevo la senda desde la que sentí cómo nos despedías, con un beso etéreo, soñado, irreal pero existente. Para mí existió. Volveré la vista a los caminos que hace años recorriste en tu juventud, antes de conocerme y cerrando los ojos pensaré que si aprieto fuerte los párpados e inspiro con suficiente valor podré llegar a verte sonreír una vez más, o andar con ese porte de anciano sin prisa.

Cualquier árbol me recuerda tu actual hogar; cualquier camino fue tu camino; todos los pasos son tus pasos y cualquier rostro tu rostro. Ahora estás en todas partes al mismo tiempo que en ninguna. A apenas cincuenta metros de mí el portal del que te vi salir por última vez.

Llévame en tu recuerdo, que yo mantengo tu memoria.

11/24/2006

Hola, mi amor:

Creo que te equivocas. Sí que te corresponden jardines cuyo final solo sea conocido por el horizonte, sí que mereces torres de marfil y mil vasallos que te adoren, que te recuerden lo hermosa que eres. Eres digna de dirigir un pueblo, que te amará como yo te amo por tu belleza, por tu sonrisa, por la claridad de tus ojos a través de los cuales podrán ver tu interior siempre de niña. Sí, eres una princesa.

Pero no te das cuenta de que el morado en torno a tus ojos les quita la claridad innata y le roba el brillo embelesador a tu mirada. No te das cuenta de que por cada pigmentación lívida que mancilla tu rostro tus ojos cantan por agua salada hasta tus labios y eso deteriora tu piel de nácar.

Tu piel. Tu piel me dice que está cansada, tanto como tú, de ser rajada y abierta sin consideración. Está triste porque cuando ocurre eso no puede evitar que se escape el color de luna llena con el que quiere vestirte día a día, noche tras noche. No puede evitar que se estropee el traje de desnudez perfecta que, desde que naciste, tiene preparado para ti.

Y tus labios. Tus labios hinchados de miedo que ya no aguantan contra el torrente de palabras de odio, asco, temor y angustia que masticas en tu boca y tus encías desdentadas. Tu boca, también, tu lengua que no puede saborear más sangre. Te pide que escuches. Yo, te pido que me hagas caso. De verdad, te quiero.

Él no, y tus oídos lo saben. Me dicen noche tras noche, mientras duermes bajo una sábana de pesada incertidumbre, que están exhaustos de escuchar mentiras. Me confiesan que creen que empiezas a dar crédito a lo que ese monstruo dice, y eso no está bien... Porque ellos también sienten, y lloran, y yo lloro si lloran y si yo lloro, tus ojos derraman pedazitos de tu alma.

Quiero que atiendas. Tu cerebro te lo ha hecho pensar continuamente. Desde la primera vez, desde que pensaste que sería la última. Es hora de que le creas. Créele y no lo odies, porque si te dice que no será la última y que cuando vuelva sacudirá sus frustraciones contra tu carne es porque es cierto y porque no quiere que sufras. Porque no quiere asimilar más falsos perdones. Además, no soporta verme crujir como madera seca.

Ya que solo yo me debilito más que tus huesos cuando la ira etílica de ese ser se agita contra ti. Tanto tus oídos, como tu piel, como tus ojos, tus labios, tu lengua, los dientes que conservas, tus huesos, tu cerebro, tu memoria, tu recuerdo, tu saliva... Todos los que hacemos que tú seas tú, hemos decidido que, antes de que él vuelva, tú, y nosotros, ya no estemos. Lo pido por mí, por ellos, por ti. Lo pido por favor... Nunca fue, es, ni será, culpa tuya.

Me despido, con toda la sinceridad y el amor del que dispongo, atentamente:

Tu corazón.

PD: No te hacen falta ni las maletas ni las llaves. Un equipaje de voluntad hará lo principal. Los que te quieren se encargarán del resto.

11/14/2006

¿Ya has vuelto? Sí, resulta evidente. Con todo ese alboroto quién iba a ser si no. Pisando tan fuerte, como si machacases frustraciones con la planta de tus pies, como si reventases muros. No parece que tengas límite y atentas contra todo, hasta contra mí.

No sé qué ocurre, pero vuelves a llenarlo todo con tu presencia. Ya no soy nadie, solo me representan las pulsaciones que atormentan mis sienes. Me coges la mano y con eso te basta para llevarme lejos, para olvidar que estoy atado al suelo.

Mi cabeza queda recostada contra la ventana y solo espero que me abraces, que te quedes, que me hables, que me digas que eres real, que no me olvidas, que hubieras deseado conocerme, que, de hecho, deseas conocerme. Dime que me esperas, aunque sea dentro de muchos años, pero dime que me esperas.

No te quedes mirándome desde lejos, sonriendo impasible, impertérrito. Gesticulando con tus labios, con tu boca salpicada de barba descuidada. No me hagas ser consciente de que apenas te conozco yo a ti. No me hagas recordar que él supo más de ti que yo, que tus entrañas se aferraron más a la destrucción que él te procuraba antes que a mis pupilas infantiles.

No te quedes ahí. Ahí sin más, detrás de las lágrimas que establecen una pared irrompible. Déjame tocarte, besarte y saber que soy sangre de tu sangre. No me vale con el recuerdo, con la imaginación. Quiero saber algo más. Quiero saber que soy tu hijo. Que algo de ti me pertenece, que en aquel lugar en el que estás sigo teniendo el nombre que me distéis.

Pero no te vayas. Por qué me has dejado aquí llorando... Sin saber qué fui para ti. Sin que sepa nunca en la vida qué soy. Quince años hace, y de esos cuatro restantes no sé quién eres. Lo siento, pero no sé quién eres.

Dicen que te conozco. Pero es que no sé si es cierto. Y me duele pensar que no lo sea, pero es que no lo es. Dime de dónde vienes, a dónde volverás cuando despierte de este estado en el que me encuentro, qué hay ahí, dime algo. Pero no me sorprendas en el traqueteo del bus, en lo ajeno de la gente, no en mis sueños.

Las lágrimas de hoy llevan tu nombre y mil por qués. ¿Te quiero? No lo sé. Sin embargo creo que el agua que corre por mis mejillas es una respuesta. A veces pienso que te veo a través de los ojos de mamá, a través de la risa de mi hermana.

Hay algo que me duele, algo que me impulsa a echarte de menos.

11/11/2006

Es inevitable sentirse miserable con uno mismo. Rendirse estrepitosamente. Claudicar para salvar el último resquicio de esperanza en la memoria. Sentir que nunca será mía. Que solo podré aspirar a una oportunidad que se consumirá por entero en el momento en el que su mirada tropiece con la mía y le cambie mi corazón por su sonrisa.

Será entonces cuando todo cobre un mismo sentido y a partir de ese momento cuando me alce en un equilibrio descompensado. Subir tan alto que la duración de la caída me evitará empotrarme contra el suelo. Habré muerto antes a causa de una parada cardiaca.

Porque siempre es lo mismo. Una vorágine oscura de sentimientos translúcidos que no son más que amalgamas de unos con otros. Solapamientos inconclusos que no se definen por completo en un perfil comprensible. Caos.

Trazos difusos de locura y rabia contenidas en un centro tan denso de mi cuerpo que trasciende hasta mis entrañas, hasta donde reposan los sueños de mi alma. Me he despertado con ojeras de llorar dormido, tal vez. Y me duelen los músculos de luchar en mis fantasías nocturnas.

El crimen autodestructivo por excelencia. El crimen perfecto. El morbo macabro, la alevosía sádica. Quiero soñar, apostaré mi ánimo al despertar... Me desprenderé de las sábanas impregnadas de sudor e ilusión y depositaré mis pies de pétreo realismo en este suelo árido.

Páramos de desesperanza. Desesperanza que me absorbe la sangre, como las pinceladas salvajes de tu cuerpo que contrastan con la timidez de tus pupilas, de tu iris, de tu cara y tus pestañas.

10/25/2006

Esas calles ruines y mezquinas que recorrí ayer trajeron a mi mente recuerdos de abril y mayo en este octubre tardío. Como si el tiempo hubiese sufrido un atasco, de esos que se dan en la operación salida, en el que los segundos, minutos y horas se hubiesen quedado rezagados al propio devenir.

Inmunes, atrapados en las fachadas antiguas, anacronismos de este presente que me aturde, se quedan ahí. Sin dejarme libre de las fantasías florecientes de la primavera; sin dejarme libre de la decadencia progresiva del despertar otoñal.

Porque los sueños decaen al contactar contra la realidad levantando una polvareda inescrutable de recuerdos. Caen, estrepitosamente pero sin el sonido suficiente como para reclamar la atención de quien formaron parte; igual que edificios discordantes; del mismo modo que notas desacompasadas. Como errores, caen.

Luchan por salvarse de la hipócrita autoría que tratará de borrarlos, negando así su existencia, su paso. Pero siempre vuelven, vuelven porque se quedan, porque nunca se van del todo, porque resisten en la lucha por la permanencia, como espectros emergentes de la nada, repentinos, con los testimonios del pasado para argumentar en su favor el cual, a veces, resulta ser nuestra contra. Vuelven.

Tratan de engancharse a nuestra piel y nuestra carne clavando sus zarpas en lo más blando de nuestro seso, dejando sus babas indelebles en la absorbente pared de la memoria. Y siempre lo consiguen.

Fantasías, sueños, errores... Colosos decadentes, maravillas álgidas que acaban por ser la cicatriz de nuestro ego, como el arañazo de las zarzas a nuestra piel. Pero no nos guardan rencor, porque no nos odian, porque son lo que somos. Es una lástima que nosotros no podamos comportarnos con ellos análagomente cuando caen e irremediablemente nos arrastran.

Sería hermoso levantar junto a ellos en lugar de huir. Sería, ciertamente, inteligente.

10/22/2006

Comunicar es más decir que hablar. Se puede hablar mucho pero decir poco. Transmitir no es convencer sobre lo que hablas sino conseguir que se identifiquen con lo que dices. Que se identifiquen con lo que dices es una vía para que sientan, y sentir es clave para poder soñar. Poder soñar nos acerca a ser libres. Ser libres es para lo que hemos nacido, y hemos nacido para morir sin olvidar que antes de morir tenemos la elección de poder vivir, o no.

Elegir es practicar esa libertad y practicar es desarrollar esa vida latente en nosotros. La vida latente de nuestro interior es la que da color a nuestro mundo y nuestro mundo es lo que nos da calor a nosotros.

Nosotros somos todos o somos tú y yo. Tú y yo somos dos y el resto son ellos. Resto es la diferencia entre dos números. La diferencia es lo que hace a unos más especiales que otros. Otros somos cualquiera por lo que cualquiera puede ser especial.

Poder es lo que buscan algunos y aquí se da la casualidad de que algunos no son todos. Aquí es donde te espero y esperar quiere decir que pensaré en ti hasta que llegues. Llegar es reventar el tiempo y el espacio en un momento de infinita satisfacción, o desgracia, según quisieras llegar o no.

Querer es importante pero le damos más importancia al que nos quieran. Que nos quieran es ser queridos y no tiene por qué ser recíproco. Reciprocidad es mutualidad en un ciclo pero no ha de ser simultánea necesariamente. Ciclo es acabar donde empiezas o empezar donde acabas, dependiendo desde dónde lo mires.

Mirar es buscarte y ver conlleva encontrarte. Encontrarte es descansar. Y descansar es entregarse, por un momento, a la tranquilidad de saberse en calma. Saberse en calma está muy próximo a hallarse en paz con uno mismo y ésto nos lleva a estar en paz con otros y como otros somos todos entonces nos encontramos en una paz general que no tiene por qué ser mutua y recíproca.

Pero tal vez sí tenga que ver entre tú y yo. A lo mejor algún día tú y yo solo seamos uno. Solo es solo y no solitario.

10/19/2006

Debaten, buenos amigos entre sí, bien conocidos. El tema es sobre la felicidad del hombre, que desde que porta esta condición como tal lleva la búsqueda de la misma como axioma. Axioma, a decir verdad, bastante dogmatizado, interpretado esto en la acepción religiosa. Pero ahí están, debatiendo.

Todo transcurre tranquilamente hasta que se asocia felicidad con el concepto de aprovechamiento del tiempo, sentimiento de inutilidad individual y depresión por frustración. Extrapolando al término académico-profesional, uno de ellos dice:

Uno de ellos- Personalmente creo que la pérdida de tiempo que se puede dar al tomar una decisión pasional con respecto al futuro es clave a la hora de sentirse inútil si se aprecia el individuo incapaz de realizar aquello que, pasionalmente hablando, lo llena.

El otro responde:

El otro- Entonces, qué propones. ¿Un transporte especializado del individuo para paliar lo trágico de darse cuenta de haber errado?

Y comienza el debate a trazarse de forma continua y veloz por lo que éste será, posiblemente, de los últimos incisos aclaratorios que tengan lugar. Continúa:

Uno de ellos- Utópicamente, y restando pragmatismo, evidentemente, a la idea práctica y funcional de lo que pienso, sería ideal conocer las aptitudes para las que el individuo se halla mejor capacitado. A través de posibles estudios psicomotrices, cerebrales, neurológicos y morfo-anatómicos, podría ser determinada el área óptima para la cual ese individuo obtuviese los mejores resultados a nivel personal y colectivo lo cual, indudablemente, le reportaría un mayor grado de felicidad.

El otro- Sin embargo, al hacerlo, deshumanizamos de una manera brutal y monstruosa al individuo y lo privamos del error. Sí, a efectos de aprovechamiento temporal tu idea es obviamente positiva, pero no tienes en cuenta que el individuo no evoluciona si no obtiene conclusiones a raíz de la causalidad. Si le dices por dónde ir él nunca sabrá, por sí mismo, por dónde debería haber ido. Además, según mi opinión, la felicidad consiste en lo que uno quiere.

Uno de ellos- Tienes razón, pero no te olvides de que la felicidad cae en tremendo declive si el individuo se desmoraliza. Es bien sabido que el autoestima y la felicidad van tan íntimamente entrelazadas que si una falla la otra responde análogamente. Esto nos lleva a ver, sin necesidad, casi, de deducir, que si al individuo le ahorramos, y digo ahorrar que no privar, del error en la elección de por dónde llevar su futuro estamos dirigiéndolo hacia una felicidad prácticamente asegurada.

El otro- Hablas de convertir al ser en una computadora. Si una elección provoca en ti un efecto negativo, instantáneamente tú sabes que debes cambiar esa elección y alternar la vía para evitar ese efecto negativo. Es entonces cuando te aproximas a la realización individual que es lo que realmente nos hace felices.

Uno de ellos- Te equivocas. El pesimismo es inherente, en mayor o menor medida, a la condición de ser humano. Y también sabemos que cada individuo se critica a sí mismo como no lo critica nadie por lo cual si conseguimos que el individuo asuma que su mejor opción es la que le damos y no la que cree no se topará con errores que lo desmoralicen y lo conduzcan a la autocrítica y, por ende, a la infelicidad.

Llegados a este punto me veo en la coyuntura de recordar que solo son dos debatientes. Proseguimos:

El otro- En ese caso anulamos el concepto de libertad ya que el individuo no elige sino que es inducido a elegir lo cual, a posteriori, lo obligará a pensar que no eligió lo que quería sino lo que se le dijo que era mejor para él y que en realidad sabía que quería. Eso, sin duda, lo llevará a cuestionarse su valentía y su validez como ser humano y acabaría cayendo en una vorágine de autocrítica y, en conclusión, a la infelicidad.

Uno de ellos- La caída hacia la infelicidad es vertiginosa y fácil por ello la felicidad es tan compleja y, en muchos casos, efímera. El individuo, y debo corregirte, al verse capaz de hacer todo aquello con lo que se tope en el camino que le hemos marcado irá dándose cuenta de que es realmente útil a sí mismo así como a la comunidad lo cual, estando yo completamente seguro, lo llevará a sentirse una parte más del engranaje totalmente feliz consigo mismo y sin autocrítica.

El otro- Pero, qué ocurrirá si se da el caso en el que el individuo se sienta vacío al contemplar que aquello en lo que está no le supone ningún estímulo ya que el esfuerzo que invierte en hacerlo es mínimo. Qué ocurrirá si el individuo es autoconsciente de que es bueno en lo que hace pero eso no le llena. Tu teoría es perfecta si el ser es llevado por el camino que éste quiere seguir y para el cual está más cualificado innatamente.

Uno de ellos- Entonces ahí se dan dos casos, los afortunados y los libres. Los afortunados estarán más cerca de ser felices a la par que los conformistas; los libres, por contra, se verán sometidos a guerras personales que se verán resueltas, si tienen suerte para ello, en su idiosincrasia individual.

El otro- Entonces la felicidad quién la obtenderá, el que quiera o el que pueda.

Uno de ellos- Si te soy sincero creo que ni los unos ni los otros ya que cuando crean tener un motivo para ser felices sabrán que tienen infinitos motivos para no serlo. Ya lo sabes, somos humanos.

El otro- Debo reconocer que ahí estoy al cien por cien contigo.

10/17/2006

Llegados a este punto he de reconocer, muy a mi pesar, que no sé escribir sobre lo cotidiano y que no tengo ni idea de cómo plasmar el mundo en el que vivo. La verdad es que me encanta divagar por mundos paralelos e idealizaciones emocionales más allá de lo meramente constatable como un hecho. La magia de la interpretación personal me seduce irremediablemente.

Todo intento por aproximarme a lo que de verdad interesa, farándulas e hipérboles al margen, es infructífero. Lamentablemente estoy vedado a la literatura que de verdad me interesa, la que es capaz de conseguir que el lector se identifique con lo escrito en el texto. Supongo que esa virtud está íntimamente relacionada al carisma y una serie de privilegios que todavía ando buscando en mí... El optimismo que nunca se pierda, por favor.

Con un elevado narcisismo, eso sí, en seguida me siento víctima del más terrible de los ridículos. Para qué pasar desapercibido cuando es innegable la ilusión que nos hace que nos reconozcan; para qué ser siempre protagonista si no sé encajar los halagos. Contradictorio, espiritualmente evolucionando y de autoestima famélica. Excepto cuando no es así.

Dialéctico entre mí y yo, tomando el término en su acepción filosófica. Y divagador, de nuevo navegando en lugares que nada pueden reportar a los incautos que lean estas líneas, nada más allá de la propia curiosidad por adentrarse en la mente del especimen que aquí deletrea pensamientos. Tan típicamente singular, tan odioso, que es inevitable sonreír. Porque todavía es un niño.

Y se da cuenta de todo esto mientras escucha las voces de la ciudad, el rechinar del autobús porque en Zaragoza no hay metro. Entonces la gente se agolpa, un bus no es grande como un tren, y por un momento eres partícipe involuntario de todas esas vidas que en unos minutos dejarán en ti un recuerdo efímero que desaparecerá al rato de las horas.

Me he olvidado el mp3 y no hay música. No es tan malo, no pasa nada porque deje de comportarme como un lobo estepario por un día. Constantemente inconstante, en el centro de la simultaneidad entre amor y odio.

10/09/2006

¿Y tú quién eres? - Me pregunta el cristal del espejo, sabiendo que puede extraer de mí hasta la última gota de sinceridad o mentira sin tener que preocuparse por si le he engañado -. Solo puedo responder con una mirada que inquiere lo mismo que quería saber de mí en un principio.

¿Lloras por lo que fuiste o por lo que puedo llegar a ser? Temes por ti o por mí. Desconfías de ti por tus errores o de mí por mi ingenuidad e ignorancia. Sigo siendo el mismo poeta que fui, el mismo borracho de ayer. Fuiste tú la que se marchó, yo he avanzado por la misma senda desde la que vi cómo te alejabas. No tienes por qué llorar, pues nada es culpa tuya.

Cada uno elegimos nuestra propia miseria. Y a mí esta cerveza de hoy me sabe igual que la de ayer, idéntica a la de antes de ayer. La música suena igual que hace años y solo cambian los matices de una melancólica preocupación. No sé hacia dónde he evolucionado, sólo sé que me he implicado más conmigo mismo. Que estoy aproximándome más a mi esencia. Nunca sabré si este es el camino equivocado. De hecho, el camino erroneo es aquel marcado por los demás, nunca el que escogemos por nuestra cuenta y riesgo. Esto nos da la oportunidad de rectificar.

Por qué no te preguntas si eres tú la que ha mutado, la que ha sufrido una metamorfosis tan íntima y extrema que se ha desubicado por completo. No soy yo, al menos es lo que opino, el que ha ido por aquí por miedo. Yo sigo siendo yo. Es música, son mis palabras.

Los tabúes que existen, existen porque los interpretamos como tales. Es estúpido no hacer algo porque puedan hacerte daño. El daño te lo hará quien quiera en cuanto pueda. No hay forma alguna de evitar que una vorágine de golpes sacuda tus huesos. No existe fórmula para ello. Tampoco existe forma de hallar paz y calma real golpeando. Aunque a veces la justicia sea impura.

A él y a mí nos pasó. Por estar donde no debíamos y cuando no debíamos. Llevar botas o no llevarlas es algo totalmente secundario, la estética es irrelevante. Cada uno vive cuanto debe. Cada uno muere cuando debe. No hay peor forma de infelicidad que cortarse a uno mismo por lo que pueda pasar. El final es siempre igual que el principio. Inexplicable, incomprensible, y confuso.

9/21/2006

Qué noche la de aquel día y qué preciosa contradicción en esa frase. Quién me hubiera dicho que desde esa noche acabaría recolectando los hilos para tejer un saco en el que coleccionaría tus sonrisas, tus gestos y tus promesas.

Con el paso de las semanas, y conforme bajaba el sol estival en el horizonte del tiempo, la confirmación de una sospecha acabó por transfigurarse en algo visible... Acabó por agujerear el saco. Poco a poco tus promesas, gestos y sonrisas han caído desde el recipiente al sendero de mi memoria y, pese a todo, guardo un precioso recuerdo de ti en mi cabeza.

Sin esperarlo, apareció de repente en mi camino algo que no esperé encontrarlo. En sus abrazos de sincera amistad hallé un cómodo soporte a la inevitable, pero leve, amargura de mi incomprensión. Un gracias tal vez no sería suficiente. Cualquiera pudiera decir que he perdido el tiempo, mas en absoluto es cierto.

Las imágenes vuelven, completan un ciclo y vuelven a volver. Retornan alimentando con el pasado las ganas de futuro. No hay prisa. He ganado tantas cosas... Cierto, también he tenido que perder otras, sin embargo creo que las que perdí ya no las necesitaba puesto que estaban tan grabadas en mí que ya eran parte de lo que soy.

Lamento, tal vez, el no poder haber conversado con mi viejo amigo. El lobo estepario, dice. Recuerdo todas las conversaciones que tuvimos, por eso añoro que sea tan difícil que vuelvan a repetirse. Me volví a juntar con mi alma gemela, la cual emigra por razones de causa obligada a Cantabria.

No ganamos el campeonato de frontón... Pero te prometo mejorar mi velocidad y mi golpeo. El que viene será nuestro año. Como todos, pero al que viene... Ese de verdad. Ya me contarás tu periplo norteño y, quieras que no, reiremos entre burbujas y frías rubias de campos de malta.

Dudo de la coherencia de este texto al igual que dudo de su validez. Ha sido todo tan distinto, una percepción diferente a la de antes. Puede que lo que ocurra es que haya pasado demasiado rápido.. Mucho más de lo que yo quiero estar dispuesto a asimilar.

A pesar de todo las semanas de trabajo son duras... Joder, qué días, mejor dicho tardes, aquellas de julio en las que el sol achuchaba de tal forma que era hasta imposible ordenar los pensamientos. Tanto más cuando el sonido infernal de las motosierras perforaban hasta lo más íntimo de tus ideas.

Todo se fundía en calima, gruñidos de la emisora y la ilusión suicida y autodestructiva de que, por casualidades incomprensibles, tuviéramos que atender una emergencia. Menuda sensación... Hay peligro y tienes que ir tú como especialista para ayudar... Es impagable sentirse útil de esa manera... Del mismo modo que es incomparable a otras formas de sentirse útil.

Seguramente este no sea el retorno que esperabáis y desde luego que esta no es una despedida digna para aquellos que han acompañado mis días en este verano. Ni mucho menos. Cuántas ilusiones nos unen, cuántos planes de futuro eh, Tibe. Ideas adolescentes que flotan entre las nubes y los pájaros de nuestra cabeza... Ideas perfectas que seguramente acabarán desechadas por las exigencias de la madurez, dicen, de la que por suerte aún no sabemos nada.... Nos salvará Peter... O los residuos de su síndrome.

Saludaremos Biel de nuevo. Ese lugar en el que convergen los rayos de la que fuera, y sigue siendo, la luz de mi camino. Ese lugar donde los sueños tienen origen pero no límite. Donde todo es posible. La magia y lo horrible. El odio, la violencia, el rencor, la amistad, las sonrisas, las carcajadas, los abrazos, los llantos y sus acompañantes de aguasal. La maravilla y la vergüenza de la humanidad. Me dejaré llevar por su aroma a espliego y por el olor a leña y hogar. A pino húmedo y tierra mojada.

Volveremos algunos y otros tal vez no retornen. Volveré a perderme entre motosierras con compañeros y compañeras que sustituirán a los que han visto cómo me bautizaba en fuego y en la cotización del Estado. Cierto es que aún queda una semana pero ya se adivinan las ramificaciones de los senderos a seguir por cada uno... Aún no se ve, pero se adivina que en algún punto del futuro, incierto, coinciden.

Al menos, se mantiene la fe en que eso ocurra.

7/10/2006

No existe expansión cognitiva más allá de lo que ignoro. La esperanza es el comercio de un instinto suicida que se hospeda entre mis huesos. La esperanza deteriora el presente dándole una credibilidad al futuro, otorgándole el beneficio de la duda.

Es inútil creer que lo sé. Es necesario que aprenda a disfrutar de los resquicios de esta peculiar locura y comprender que cuando pierda aquello que me anima a seguir esperando podré ser libre. La esperanza es lo último que se pierde porque cuando la pierdes no te queda nada y seguir con nada es más complejo.

Pero la voluntad creativa explota en forma de éxtasis cuando se observa sola en el individuo. Teme todo, ama todo, tiene todo y no le queda nada. Todo es obtención emocional y la espontaneidad florece en un nihilismo macabro. Cobra enteros la desesperación sana del que sabe que no debe confiar su vida a la posibilidad de que algo ocurra.

Es por eso por lo que debo apartar la esperanza como una apuesta o una inversión. Atentar contra mí mismo para liberar mi consciencia y hacer de lo onírico lo real y de lo real lo onírico sin preocuparme por alterar los ingredientes estabilizados de la cordura.

Posiblemente nuestros mundos no tengan conexión alguna y por ello mi capacidad explicativa quede muy por debajo de vuestra comprensión. Puede que sea a la inversa y mis explicaciones primen sobre vuestro entendimiento. Lo cierto es que no comprendo más allá de este momento y no espero que cambie.
Locura residual de una represión constante.

Posiblemente el vínculo de nuestros mundos sea tan estrecho que por ello aislamos el contacto brutal del que nacerán nuevos nacimientos sin una visión más allá de la consecuencia. No serán tan estúpidos de confiar en la esperanza puesto que ellos mismos serán su propia fe.
En eso consiste, en ser nuestra propia fe.

7/01/2006

Cuando el tiempo se detenga en un suspiro le pediré al olvido que reavive el fuego de este tocón apagado. Las arterias sólidas de la ciudad claman piedad al cielo, y mi corazón implora tregua al pulso, mis palabras atención de mi sentimiento.

La soledad se concibe al margen, en compases melancólicos que alivian el presente. Hace tanto calor que las cenizas de mi ser podrían llegar a resurgir convirtiéndome en un fénix. Sin embargo la humedad de tu existencia puebla mi imaginación colonizando mi raciocinio.

No hay más. El tiempo no se detendrá en un suspiro; no hay forma de pedirle al olvido que reavive el fuego; la ciudad se colapsa y su tos negra y llanto lastimero alimentarán las noches trágicas de esta era.

Solo nos salvarán los sueños, la lucha se decidirá en la idiosincrasia de cada hombre, de cada mujer, de cada ser. Cada elemento es partidario de su propia miseria, cada cual que elige, elige su propia condena. La voluntad decidirá la libertad del espíritu, ya sea en este mundo, ya sea cuando la carne roce tierra y se haga humus.

Pero ahora solo deseo una cosa. Deseo que te acerques a mí, que vuelvas como si nunca hubieras desaparecido, para desnudarte lentamente como el amanecer a la luna. Y a tu cuerpo desnudo lo vestiré con palabras de euforia.

Saldré de aquí. Buscaré un hogar en tus adentros.

6/26/2006

Como la niebla hecha jirones tras la tormenta la ilusión del poeta se desgarra y lame las laderas de su melancolía. Consciente de este hecho habla y escribe sobre lo que ama, cree amar, y considera inalcanzable. Así puede sentirlo cerca, como algo suyo, como algo propio.

El blanco etéreo y el gris misterioso de la niebla establecen los confines del mundo en una parcela limitada a la visión del hombre, pero sabemos que hay algo más tras ella.. Porque solo es niebla, un manto de vapor intangible cuyo cromatismo no es más que una ilusión limitante que en realidad no es.

Como la tinta para el alma del poeta. Igual del mismo modo que parece que no existe más allá de las palabras, las entrañas saben los secretos que se confiesan al papel, al viento, a lo que sea. Siempre hay algo más. Tras la creencia, tras la certeza, tras el saber o el imaginar.

Al escribir se realiza la transacción más extrañana posible. Una confidencia a cambio de alivio, una dosis vital de fantasía y mientras dure planearé sobre los pensamientos que me conducen a ti y la curiosidad motivadora que enardece mi voluntad.

Cuando ya no quede nada y el efecto expire, entonces caeré yo de morros contra mi propio cuerpo... Pero guardaré una sonrisa y sentiré que fue real. No sé a qué saben tus labios, pero sé que besé tu boca.

Entonces la niebla se arrastra gimiendo entre el rumor del aire, y deja una estela de silencio, magia, y magnificencia. Me he conocido mejor. He estado a tu lado.

6/17/2006

Al otro lado:

Ojalá pudiera entregaros el aroma de estas calles. El aire que lame las montañas arrastra en su saliva el olor de los pinos verdes y el espliego morado. La piedra de las casas transpira el perfume del hogar y se intuye en la mente el recuerdo de un tocón encendido.

Ojalá pudiera reconstruir las formas de la memoria y entregaros la vida. Retornar la ceniza de vuestros cuerpos al alma inmortal de vuestras sonrisas. Amigos, ojalá pudiera elevarme con mis músculos sobre la pólvora y el azufre para ir a buscaros.

El deseo no vaga en resentimiento. La consciencia de lo que sé me abruma y al otro lado de la Laguna escribo en papel y recito a piedra. Vuestros representantes de mármol impoluto guardan un silencio atroz, como el que me aplasta por las noches.

Atento a mi soledad empuño el corazón para escribir lo que mis ojos se niegan a llorar... Porque al saborear el aroma de estas calles, y al sentir la lengua del aire en mi piel trayéndome las voces de lo que acapararé como un tesoro, no puedo evitar pensaros.

Me despido ya. Volveré al pueblo, al lugar donde concebí estas cartas. Debo esperar a que me llamen a vosotros pero ahora hay un presente que me aguarda. El césped y la hiedra que treparán por vuestras fortalezas saben que el agua que las regará cuando me presente será salada.

Hasta siempre, espero que no hasta pronto.

6/13/2006

En algún lugar donde el mundo no sea mundo sino sueño intermitente, el viento en su rumor te hará llegar mi letanía. Allá donde el tedio atroz se desmorone en remolinos de tormenta y deje mis huesos a medio roer con los tuétanos de cara al agua del olvido.

Será en un relámpago fugaz donde recuerde tu ser, mi ser aunque no contigo y en ese destello efímero regurgitaré los fluidos de mi cuerpo que adornan la imposibilidad de la consumación al sentimiento con impoluto carmesí de romanticismo.

Estallaré en ceniza dentro de tu mente mas en mi corazón a cada pulso emergerá del torrente de mis venas la ilusión que me rodea. Tal vez cuando te encuentre, de nuevo, vestida de sonrisa inocente, se borren los horarios de mi supervivencia.

Cae el sol de mediodía con aplomo y la nostalgia lame la piedra de mi esencia incorruptible, buscando alguna señal de la providencia para no confesar aún mi ciega creencia, para no sortear al azar la aparante vulnerabilidad de mi fortaleza.

Sin embargo emana la voluntad de mis adentros y aunque la melancolía embiste no quiero, ni puedo, evitar el suspiro que lleva tu nombre a mi presencia, a mi recuerdo, a lo que, por un momento, creí nuestra única existencia.

Puede ser que no exista ese lugar donde el mundo no es mundo, en ese caso seré yo mismo el portavoz de mi desesperación contenida y te haré saber lo que comprendo al verte mientras duermo mas no lo haré con un rumor sino con saliva.

El tiempo apremia mas la vida queda, lloverá de mi piel el sudor de mi trabajo, la sed y el hambre de mi fuerza.

6/02/2006

Sin dudarlo ni un instante volvería a saltar. A pesar del frío, del temblor de los músculos, y de las limitaciones instintivas, volvería a saltar desde el borde del abismo. Al caer no tienes qué esperar, nada que perder.

Mientras la gravedad te arrastra hacia un impacto brutal la mente se aisla y genera un molde de adrenalina en el cual los pensamientos fluyen a la velocidad de la luz. El pasado y el futuro son solo dos muestras titilantes que acabarán por fundirse.

Cierras los ojos y no te queda más que el presente, algo de esperanza y la sensación de estar en calma porque, una vez que saltas, ya no hay vuelta atrás. Cierras los ojos, y cuando los abres vuelves a aparecer al borde, con la llamada del aire en tus oídos y la marejada de emoción en las sienes.

Una vez que saltas ya puedes caminar sin prisa, sin temor ni agobio. Pero, hay que decidirse.

5/25/2006

Joker a baraja oscura de sangre palpitante. En jaque al corazón la reina tiembla, mi esencia se tambalea y al aire le canto la partida perdida.

Sobre la mesa quedan vueltas las cartas de tu victoria, tu mano ganadora, la pérdida de mi cordura. Ciego de locura ataco cuanto me rodea, ya no tengo mundo, perdí en tu mirada mi vista.

En honor a esta tarde titulo joker a mi desesperación, si ya no me queda nada más que mi palabra, si no mi gramática apócrifa para reafirmar mis creencias.

Y qué si mis creencias empiezan a derivar hacia tus sonrisas, qué más da que acabe al despertar... Aunque cambiaría la luna de sitio porque durase más allá de mi retornar a la consciencia.

Tal vez mis manos sean más que dedos, tal vez la lengua de mi alma, la voz de mis silencios, los silencios que transmuto en sonrisas cuando siento que sonríes, cuando percibo que escapa el aire jovial de tus pulmones rozando tus labios de afrutado carmesí.

Pero, dónde queda este cuerpo, y la piel ávida de esperanza a sus órganos sedientos de libertad. Dónde quedo yo, ahíto de sueños, ahíto de soñarte soñando, de quererme siendo. De que pienses en mí.

5/23/2006

Al dejar que la oscuridad se cierna se podrá contemplar con más claridad la iluminación de la luz. Las estrellas profetizan caos pero, por ahora, este aire trae a sus espaldas una amalgama de aromas que abren una puerta al recuerdo.

Cargada de olores a infancia la brisa tiembla en los portales, y en mis párpados entra el vaticinio del verano blanco e imprevisible. Esta brisa enfría los sueños que se intentan escapar de la cabeza a la calle a través de la ventana abierta.

No quiero imaginación para la esperanza sino músculo y trabajo, no es fácil mantener la primavera en los adentros ya que el otoño acecha, y el invierno se cuela a robar calor de nuestras pasiones. La ilusión cobra fuerza, y se crece en este cielo cian de atardeceres rojos, la posibilidad gana enteros en seriedad para cumplir.

No hay un motivo. Estoy, sin más, contento. Es una sensación grata ya que da la impresión de que es gratis.

5/18/2006

Quiero liberar mi estómago mientras dibujo tu rostro con palabras, mientras las letras bailen al son de tu danza, al ritmo cadencioso e imperturbable de tu pulso temblarán las voces de mi garganta. Dando color a tu piel, dando pigmentos a tu alma.

Sobre papel dibujaré tu esbozo inconcluso que terminaré con trazos difuminados de sentimientos confusos y de magia que altera mi calma. Te dibujaré con palabras y, puntuando con sonrisas a cada pausa, llenaré de color tus ojos y tus miradas de mi cuerpo desnudo, de mi espíritu infantil y tímido.

Y cuando termine observaré lo que ahora observo y veo que despierta algo en mis adentros que seguramente sea miedo. Tal vez euforia, pero en tu sonrisa veo una confidencia que no revelaré por temor a perderla. Sin embargo es tan espléndida que me resulta imposible callarla.

Todo esto plantea un dilema. Debo dejar que no se sepa y permanecer furtivo a la espera del segundo en el que nos encontremos o, quizás, debiera no intentar esconderme entre este mar de palabras con las que quisiera darte la forma perfecta para que fueras mía.

5/17/2006

Formularé una pregunta para la que no hallaré, tal vez nunca, respuesta alguna. ¿Por qué te siento tan mía? Fuera de mí existe un universo ajeno al que solo puedo llegar cuando trasciendo mi existencia.

Es cuando sueño cuando más cerca te siento, es cuando sonríes cuando más te aproximas a mí. ¿Por qué te siento tan mía? Si apenas la vida es un suspiro y los sueños una realidad al margen de la que conocemos. Solo un recuerdo vago, borroso y sorprendente.

Al margen de cada despertar, de cada vez que duermo y de todas aquellas en las que sueño, te noto tan mía, tan propia, y a la par tan extraña, que creo en la posibilidad de que la existencia de uno por otro sea meritoria de consideración.

¿Por qué te siento tan mía? No lo sé... Y sin embargo no tiene nada que ver con las burbujas de lúpulo y malta fermentada que recorren mi sangre. Solo me intriga saber si cuando despierte estarás, de nuevo, ahí.

5/09/2006

Ha cruzado la puerta y al otro lado observa la oscuridad que ha dejado atrás. Un paso, o dos, por delante marcan la diferencia abismal de nuestra ignorancia.

Una poesía maldita, un cantar apócrifo, un verso ruin. Pero nosotros nos quedamos y el contemplar las almas errantes convirtió nuestros corazones de viva miel en resina seca, en lacra del pino de tronco azul y copa de esmeralda.

Está donde es, somos donde no está.

5/08/2006

Sé que tan apenas sé quién eres y sé, mucho mejor aún, que no sabes quién soy. Tan solo, quizás, una gota de tinta que se escurre por la pluma confidente, por la esencia vital del poeta floreciente de ilusión. Juro que podría quererte.

Tan solo, quizás, un suspiro que asume la levedad de su existencia, de lo efímero que es, y arranca del pecho la fuerza necesaria para continuar pensando con el corazón sintiendo con el cerebro y, de vez en cuando, alternar el rol de cada uno.

Una estrella muriendo en un destello azul, deslumbrando calaveras ciegas en sus cuencas y hambrientas de historia, hartas y saciadas de recuerdo. Soy la piel seca que anuncia la cicatriz deseada; el sueño del despertar oscuro, una lágrima que baila en tus pupilas pero que no se atreve a rodar suicida por tu mejilla. Deseando rozar tus labios.

Tal vez no me creas pero no puedo evitar camuflar mi superficialidad carnosa tras un misticismo oculto. Mi debilidad será confiar, mi miedo no ser inmortal, soy simple sin más, me gustaría no morir, no asumo la idea de que mi cuerpo se pudrirá en el vórtice cruel y oscuro del tiempo aciago.

Solo me queda la esperanza y la certeza. La certeza de que puedo asegurar que te amo con todas mis fuerzas. La esperanza de que algún día sabré que sabes que soy yo, esa gota de tinta, esa estrella que muere en un destello azul deslumbrando calaveras o, por ejemplo, un suspiro resignado que arranca la fuerza necesaria del corazón quien posee la certeza de que puede asegurar que te ama.

5/07/2006

Después de una ingeniosa literaturización y de la aproximación existencial al misterio de la vida y de vivir, observas que existe alguien que te añora, o te anhela, o te echa de menos y te quiere. Al margen de pertenecer a la raza más cruel e irrespetuosa, de ser miembro de la protagonización de la barbarie, aún puedes sentir.

Y me avergüenzo de ser humano por la brutalidad inherente a esta condición... Pero aún puedo escribir palabras y dibujar sentimientos en paredes blancas, en sonrisas amarillas o en ojos de salitre transparente.

Somos la oscilación de la maravilla a la vergüenza. Somos humanos, salvajismo, sangre, e inteligencia; sueños, ilusión e indiferencia.

4/29/2006

De tu piel de aire sigo la senda semitransparente de unas mariposas que me guían hasta tu cuello. El color casi invisible y el calor, casi, palpable de tu cuerpo alteran un sueño que quizás debiera reprocharme.

Revolotean por tu brazo hasta tu hombro, y mi boca hambrienta roza tu rostro marcándolo con saliva helada haciendo que te estremezcas y que desde el fondo negro de tus ojos se ilumine el iris oscuro y marrón que guíe mis manos sobre tu geografía.

Imagino tus labios como fruta suave, tierna, y tu lengua escribiendo un poema en la mía con mordiscos de rabia, curiosidad y algo de rojo escarlata. La extensión de tus piernas. Desde ahí hasta tu cabello de seda encuentro en medio un corazón palpitante de sonrisas que me niego a asumir que nunca serán mías.

Porque me encanta verte sonreír... Cuando pareces más niña y no es una explicación sino la impresión esperanzadora de mi consciencia sombría. Que tengo frío y me asusta el clima templado de este sueño.

Me tumbo en la cama y cierro los ojos, mirando hacia adentro, buscando un lugar donde solo esté yo con mis pensamientos. Esto es algo que no me pueden quitar. Ni tan siquiera tú, por eso imagino y siento que mi piel se estremece al contacto con la tuya, y tus manos cogiéndome de la espalda, aproximando tu calor a mis entrañas.

Aprieto más fuerte los ojos, y pienso de nuevo en tu boca, fuente de mis secretos, y veo otra vez la estela semitransparente de las mariposas que revolotean por tu piel de aire y tu cuerpo delgado, fino y perfecto.

4/26/2006

Mariposas de xenon respiran en los tanques de helio. El cráneo de Phlip. K. Dick está custodiado por ellas, al igual que las manos de Asimov.

La voz suena como el borbotear del hierro fundido en la fragua y el genio capturado analíticamente, en un recogedor de esencias, de Röetgen sintetiza pensamientos con rayos X. Inconscientemente se definen insectos metálicos y de vez en cuando un androide revela sus sueños ovinos y eléctricos.

Más allá, el instinto de conservación es tan fuerte que se rompe el primer principio y los humanos nos vemos prisioneros. De vez en cuando alguno de ellos dice que somos demasiado listos pero eso no quita que la ironía sea mucho mayor y que la paradoja influya a promover un atentado contra la autoconsciencia.

Después de todo somos nosotros los que nos quedamos dentro observando cómo las mariposas de xenon respiran en los tanques de helio y conservan las reliquias en formol, como marca la tradición, de los padres de su hegemonía.

4/25/2006

Se ha roto las alas. Apenas confía en el rumbo que seguirá cuando remonte el vuelo. Pero sonríe porque el impacto no lo ha matado. Está postrado, con los huesos fracturados y con un dolor inmenso sin embargo una sonrisa puebla su rostro, y no es irónica.

Su espíritu ya piensa en volar de nuevo. Sabe que ninguna agonía es eterna y que todas esas canciones ahora son algo que de algún modo le pertenece. Los sueños, quizás prohibidos, que arriesgó a nutrir son un tesoro que solo le corresponde a él.

El muro apareció de repente, como la realidad que asoma en un acto explosivo sin ni siquiera dar tiempo a una reacción salvadora. Esquivó cuanto pudo esquivar, luchó contra su cerebro, sus pensamientos contrapuestos, una lucha de contrarios. Una guerra dialéctica con su propia existencia.

La imposibilidad y lo real se cambiaban el traje sin ningún pudor, pero no aparecieron sin vestimenta. Y de la nada se elevó la evidencia que paró en seco su vuelo. Mas no la ilusión. Su fantasía es el reino que le ha sido otorgado por querer seguir a pesar del riesgo, de la locura.

Su vida le pertenece y por eso está en calma... Porque lo que siente lo siente él. Es algo completamente suyo y además verdaderamente inalienable. Lo sabe, por eso no deja de sonreír, por eso ya se agita de nuevo, aunque torpemente y dolorida, una de sus alas.

Es libre, y sabe que él pone el límite de su universo.

4/24/2006

No puedes exigir más de lo que hay. No le puedes pedir a la distancia que se acorte porque lo que te separa de ti mismo no hará nada por acercarse a ti. Soñando con acariciar una piel que no es más que un recuerdo que se desvanece cuando el primer rayo del alba roza el despertar.

Dormir y amasar una idea que cobra forma humana, una ilusión que aumenta en solidez, una idea descabellada que no tiene sentido, que no lleva a ninguna parte. Es un suicidio, un riesgo innecesario quizás, atreverse a hacerlo sería como intentar caminar sobre el mar.

El apoyo en la cordura no ayuda. Todo se va de las manos, es maravillosamente peligroso, es una necesidad que vuelve de donde se escondió una vez para hacerte recobrar la consciencia. De repente observas que no te odias, que te hallas en paz con el pasado. Esto puede estar por encima de lo poco que me gusta la soledad, puede que no. Un instinto de conservación, la seguridad de encontrar en una ilusión difusa la salvación.

Creer y no saber diferenciar. Intuir por no querer saber dado que la respuesta conocida es peor que la duda revuelta en la cabeza. ¿ Es mejor no decidirse entre mil opciones que entregar tu seguridad a una única? Dudar o elegir con lo que ambas implican.

Tantas posibilidades... Solo puedo asegurar mi teoría. Para los mejores sentimientos no hay palabras. No puedo evitar sentirme ridículo ante la humanidad cuando pienso que todo esto puede llegar a ser real. Es esto un juego, una broma quizás... Sea lo que fuere, me toca mover, debo avanzar.

Aún así no puedo remediar sentir miedo y un coraje fugaz. Aún así no puedo remediar esto de sonreír.

4/22/2006

Estás creando y piensas en llenar un folio entero con condicionales antes que concederle un presente precipitado. Pero no te das cuenta, no analizas, y aunque lo sabes reniegas, de que escribir en condicional es escribir en derrota, en sueño imposible, en suicidio moral.

El presente puede tumbarnos, la segura certeza y el aplomo de su constitución aplastan cualquier atisbo de duda pero es esa seguridad la que posiblemente sea la que nos convierta, aunque sea solo por un momento, en seres dubitativos no tan convencidos de que soñar no es peligroso.

Porque lo es, y mucho. Sobre todo cuando no se tiene la fe de, intentar al menos, cumplirlos... O, qué más da, de luchar aunque sea. Despuntando la ilusión por el horizonte de la realidad, disputando con la fantasía su terreno, un palmo más o un mundo entero, si da igual.

Estudias la posibilidad de que algo cambie, de que algo nazca y su gestación termine prematura o perfecta y sea real... O solo sea una manipulación, nada cognoscible como posible... Un engaño a ti mismo para pensar. De todo eso lo único que sacas en claro es que sigues vivo, que aún puedes descubrir si es de verdad o solo ficticio.

Tan peligroso como necesario. Tan fantástico como real.

4/21/2006

Mientras oscila, las hojas revolotean alegres, casi nerviosas, en el árbol resucitado por el beso de Perséfone. Parecen adolescentes enamoradas, y se estremecen vibrantes cuando su galán invisible y susurrante se pasea por ellas, seductor y sigiloso.

Su movimiento es armónico e imprevisible. Nada cadencioso y cada vez que eso ocurre devuelven un reflejo nutritivo de luz solar que me relaja y me sume en una hipnosis verde. Me he alejado de todo hasta un lugar en el que solo existo yo, sin más compañía que mis recuerdos.

4/18/2006

El mundo se ha roto. Horribles criaturas emergen de los avernos. Su obscenidad contagia al mundo entero y el mundo entero se entrega a la libidinosidad y la sucia bendición del sexo.

El olor a hormona trepa por las paredes de este planeta y se alarga hasta el cielo, perforándolo sutilmente, con lentitud y asegurada parsimonia, de la misma manera con la que se perfora un himen virginal.

Apenas sé si existe una de las palabras que he escrito anteriormente, libidinosidad por ejemplo, pero la música altera un ser extraño en mí y alegra mi sangre y sonríe mi rostro sin saber muy bien por qué y de repente... No te rayes, hombre.

Que no me rayo, que solo reflexiono, y deberíais ver cómo se caen las estrellas desde el infinito hasta la tierra, y cómo las nubes lloran y la luna se acerca. Pensaba que cuando esto ocurriera todo sería oscuro sin embargo hay más luz de la que nunca antes había visto.

Algo ha despertado... El mundo se ha roto y el infierno convive con el paraíso... Y en medio nosotros, follando como bestias, obsequiados con un espectáculo diario y eterno.

Obsesión? Quizás.. Locura? No, la locura es para los genios. Solo es afición, joder, no siempre hay un por qué.

4/16/2006

Una canción. Liberarte y atentar contra tu mundo, tu propio mundo, tu mismo yo. Arrancar a pedazos los componentes del alma y dejarla hecha jirones, como una nube, como las nubes que arañan la luna y provocan mi deseo, mi tentación o mi ansia de ser libre.

Aspirar hasta la consciencia y fluir por entre la sangre como el veneno que la condición humana arrastra. Fluir y expandirme como el ego que me inunda y me aconseja. Decidir mandar todo a tomar por el culo y procurar una catarsis real que me devuelva a mi génesis y no me separe nunca más de ese lugar.

Quiero ser el mismo niño de siempre y siempre quiero ser el mismo niño. Fingir que nada importa, y que no importa que no finja. Si después de todo queda una última bala que arañará la vida de la última posibilidad que se escapa cuando al darte por vencido eres consciente de lo que pierdes.

Y lo pierdes todo, porque solo es realmente tarde cuando desesperas. Puede ser, puede que no sea. Pero el tiempo se arrastra y resta vida y cuando me haya convertido en un ser desvencijado, un cuerpo viejo e inútil, entonces pensaré que no usé esas últimas balas, esas posibilidades que pudieran marcar la diferencia. Existe el miedo como una batalla personal. Tengo miedo, y no quiero quedarme solo.

4/08/2006

Hoy hay lluvia de estrellas sobre tu pecho. Quiero ahogarte en mis pupilas mientras ordeno mis sueños esperando a que el calor de la noche me asfixie y me deje sonriéndole a la nada. Hoy me quedo en casa, paseando por tu recuerdo, escuchando los ecos que alimentaron tus pasos.

Volvemos a vernos cada noche al despertarnos, un reflejo fugaz, un te echo de menos. Al otro lado del espejo alguien me dice que no soy real, a este lado del espejo algo me dice que nada es real. Los planetas revientan desde sus adentros, las constelaciones impactan contra el infinito mientras en un suspiro se levantan las nubes de mi tormenta.

Está temblando el suelo y apenas me doy cuenta; el cielo se ha quebrado en dos y mi alma rebota por entre mis entrañas gritando desesperada que quiere salir, que quiere volar directa, kamikaze y suicida hacia el vórtice oscuro que la absorbe, igual que se absorbe la muerte en una calada. Con morboso placer, con determinismo autodestructivo.

En divina contradicción fomentamos mi locura y del cóctel de amor y odio emana la tragedia perfecta, el drama privilegiado que nos dará el prestigio necesario para, quizás otra vez, subir de nuevo a otro escenario, en otro lugar paralelo a este mundo, en otro despertar ajeno a mi realidad, a mi ilusión macabra.

Hoy hay lluvia de estrellas sobre tu pecho, y las nebulosas se desparramarán sobre las paredes del mundo como una mancha espesa, como la sangre semicoagulada por la piel temblorosa y resentida. Ya han reventado los primeros, tan solo quedan unos acordes.

4/06/2006

Creo que no te das cuenta de lo que pasa. Atardece en tus entrañas y en mis ojos se refleja el crepúsculo de tu esencia. De mis manos se eleva el pulso mortecino y de aciaga premonición que roza tu aliento escapista de tus labios.

No lo comprendes, pero tu corazón de terciopelo escarlata empieza a desgastarse y corre contra el reloj nefasto. El tiempo será, en breve, nada más que un demonio ilusorio que atenta contra la inocencia y el entusiasmo que aún ronda tus mejillas. Se nubla tu piel, y el morado de tormenta despunta de tu boca mientras tiritas de un frío letal e imperturbable.

¿Por qué sonríes? Me pregunto... Mis palabras empiezan a sonar a hueco en tus oídos palpitantes de tierra seca y musgo amarillento. No lo ves y no le das importancia pero me atormenta y angustia que sean los gusanos quienes poblarán tu pecho sin haber tenido oportunidad para un primer amor...

Cómo vas a saber que eres la impotencia de la amargura y el sueño de la vejez; cómo vas a saber que algo más poderoso que la vida se encaprichó de ti y te vistió de azul oscuro. Tus entrañas empiezan a olvidarte y sumido en delirios me preguntas qué te pasa y sin más palabras que lágrimas en mi rostro te respondo hundiendo mis ojos en mi calavera.

Sé qué te ocurre, pero decirlo sería asesinar, sería suicidarme. Procura soñar mucho, sueña constantemente. Hazlo desde ya mismo, antes de que tu piel pase de azulada a lívida y, tal vez más tarde, se encapriche del vestido de luna nacarada. No me lo preguntes otra vez... No hay forma de decirle a un niño que se le escapa la vida por esa rendija de la que mana el vital rubí fundido en un torrente imparable; no hay forma de decirle a un niño que se muere.

3/29/2006

Haces que duela, das ganas de morir, atormentas, apresas, no distingues, enloqueces. Ilusionas, das ganas de vivir, alivias, liberas, no distingues, enloqueces. Eres la penuria del desgraciado y la alegría del dichoso. Eres desgracia, y al mismo tiempo eres privilegio.

Cientos de veces nos hemos planteado vivir sin ti para evitarnos problemas, para evitarnos un dolor casi seguro. Sin embargo es de notable certeza que no hay más dolor que no atreverse a sentirte por miedo a ese dolor que tratamos de evitar.

Soledad del hombre solitario, sueño de adolescente, elixir de la eterna juventud. Mas ahora es bien cierto que tu encanto mágico pasea lejano a mí, distante, en otro plano quizás, en otro lugar a buen seguro. Es evidente lo que ocurre, inequívoco y suicida.

El instinto kamikaze de engullirte entero, para notar vivir, para saber decir que al menos por una vez estuve en lo alto de la bajada de ilusión salvaje que alimenta la pasión de notar la sangre briosa y brillante, roja y destellante, radiante escarlata. A pesar de que luego, al acabar, la bajada se torne cuesta arriba y la sangre cobre color cobrizo y ceniciento, pierda brío y se aglutine.

A pesar de eso podemos decir que, al menos una vez, estuvimos en lo alto. ¿Qué nos queda entonces a los hombres si renunciamos al amor? ¿Qué me queda, a mí, pues? Vivir... Quizás vivir hasta encontrarte manteniendo la esperanza, agradeciendo cada amanecer.

3/27/2006

Tragos de cerveza con sabor a nostalgia. Vuelvo una puerta y entreabro las ventanas de mi alma hacia el futuro. Sigo vivo, aunque la sangre queme y el recuerdo escueza. Me mantengo firme, aunque sople un viento de lágrima que me haga tambalear.

El terremoto de mis entrañas no podrá conmigo... Sigo adelante. Solo espero que nunca dejes de escuchar mis discos.

Una lástima... No tienes tiempo. Sabes que me hubiera gustado, no sé si posponerlo va a ser la solución aunque quizás debiera hacer la prueba. Verás, existe una barrera de cristal grueso y reforzado de doble capa que parece irrompible cuando no sabes que está ahí. En realidad, no lo vemos, sin embargo cuando de repente cobras consciencia de que la cordura solo es un matiz es entonces, y solo entonces, cuando ese cristal es fino y delicado.

No.. No serviría que tuviese puertas. El ritual es reventarlo.. Hay que reventarlo para que el acto en sí cobre validez. Si no sería como un algo incompleto. Como una boda sin novia... Bueno, no es un ejemplo válido... Sería, no sé.. Como un pájaro sin alas, como un soñador sin fantasía, como un yo sin la ilusión de verte o hablarte.

Riéte, pero es verdad.. Lo digo completamente en serio.. Por esto es por lo que te digo que no quiero posponerlo. Una forma de abrir el camino hacia la consumación del ritual es ir a solas al cine. Eso da una potencia irrefrenable hacia la liberación de la mente. El alma se desentiende de cualquier tipo de patrón o conducta. Se pierde la ética... Te alimentas de rabia.

Que por qué no quiero retrasarlo... Porque quiero ir contigo a ver la película. Además, mi cristal está agrietado... Lo sé porque lo noto, no me intentes cazar con ese tipo de preguntas trampa... Ayer, por ejemplo, me supo la sangre a rabia y el aire a sangre.

En fin, no quiero culparte ni mucho menos... Me interesas demasiado como para querer hacerme tanto daño. Lo que ocurre es que si vas al cine a solas estás perdido. Es como indagar en la mente de otra persona solo que sin protección porque estás solo... Y lo sabes.

Nadie escala un catorcemil sin equipo de alpinistas; nadie escala un monte cualquiera sin arneses. Me gusta que sonrías con lo que te cuento pero puede que sea verdad eso de que no tengamos tiempo. No quiero cruzar ese pasillo yo solo, aún así creo que no tengo alternativa.

3/23/2006

No me dejes caer como un ángel de fuego. Mis alas están envueltas en llamas pero el miedo que siento es un medio ideal para el frío que me arrastra. La velocidad es de vértigo, la ciudad está perpleja gracias a mi estela ígnea.

Los edificios mudos lloran en silencio mi caída. La lluvia azul que empaña los cristales de esta noche me persigue. Me duelen los brazos y huele a ceniza. Ceniza que se arremolina en torno a mí como el recuerdo mientras giro la vista hacia arriba y te veo llorar desconsolada y sola.

Sola permanecerás ahora, al menos hasta que recupere mis alas y deje de caer como un ángel de fuego. Imagino que el suelo está cerca pero no puedo distinguirlo. Me precipito contra el infinito más oscuro y negro que jamás hubiera podido imaginar.

Por qué me has dejado caer como un ángel de fuego. Ahora tus lágrimas compiten contra la lluvia y ambos, tu llanto y el de las nubes, se funden en un espíritu mágico que engulle mi alma. Voy a encogerme hasta parecer una esfera de llamas candentes, quiero impactar contra el pozo de los sueños, el pozo infinito, para romper la realidad de cristal y amargura.

Te pedí que no me dejaras caer como un ángel de fuego; deberías ver lo que estoy viendo ahora. Ojalá mis palabras fluyan contra la gravedad y se hermanen con el viento hasta llegar a tus oídos. Gracias, gracias por no sujetarme pues así es como estoy viendo que lo que me pasaba es que tenía miedo.

Miedo por ti, miedo por mí, miedo a decir te quiero quizás a convertirme en cristal fundido como el hielo contra el sol. Los edificios grises me despiden con una mueca descompuesta por el amor y la ternura, por la impotencia y la desesperación.

Se despiden de mí mientras unos llaman a otros y se dicen, mutuamente, "observa, mira atentamente cómo se precipita igual que un ángel de fuego". Deberías estar viendo lo que estoy viendo yo ahora... Volveré a buscarte, cuando mis alas dejen de arder.

3/21/2006

Ya te dije que generaría un campo de pensamientos a partir del cual tú podrías fundamentar tu mundo de sueños. No hay árboles, solo es energía, un lugar aislado al margen del resto de todos aquellos sitios de los que te cansas.

Pasé una mala noche, aunque lo hice subconscientemente perdí mucha energía y las pesadillas me avasallaron durante toda la noche. Pasé mucho calor y sudé como nunca antes había sudado al dormir; incluso me vi amenazado por las garras del miedo.

Su afilado frío atacó mi templado corazón y creí que incluso iba a llorar, pero tuve suerte y me mantuve... Quizás algún ángel me salvó y me ayudó a mantener la compostura porque te juro que cuando me levanté por segunda vez para ir al cuarto de baño escuché la risa atroz del diablo.

Se burlaba de mí y de mi miedo infantil, pero qué le voy a hacer si soy todavía un niño. ¿ Te acuerdas cuando te dije que se me escapan, como el oro molido entre los dedos, sus sonrisas ? Aún me pasa, es un hechizo mágico pero también duele un poco.

Eh, tranquila.. No llores, ya casi el dolor emigra de este cuerpo y da descanso a este alma. Te prometí que crearía las bases de un mundo en el que pudieras soñar... Espero que me perdones si he dejado rastros de mi ser, pero no he podido evitarlo.

Quizás encuentres nubes de amor y tormentas de locura rabiosa e infernal. A lo mejor encuentras algo mío e incluso algo de mí.. Si así es no te lo quedes, inventa un acantilado y tírame al mar, luego dame alas y no llores, por favor, sonríe cuando me veas volar.

3/17/2006

Esquizofrenia residual. Tú quieres que no cuente mis fracasos cuando ni siquiera lo son. Crees que no debería sumar sino confiar en mi instinto pero qué quieres que haga si Selene no me hace caso cuando le pido que me alumbre el corazón bañándolo de nácar.

Tragándome coágulos de rabia, aguantando mis arcadas de sangre que me provoco cuando me observo desde mi tercera persona.

Podría llorar y resignarme pero mi voluntad prima por arremeter contra mí, contra tu ausencia y tu gélida displicencia. Así haré catarsis purificando mi ego de estupidez vanidosa y profunda superficialidad.

Solo estaré en paz conmigo mismo cuando me haya humillado pero no esperes que consienta que me humilles tú. Prefiero que me digas qué piensas antes que tener la posibilidad de considerar lo que creo y quiero.

No odio porque odiar es debilidad. Os desafío; a mí, a ti y al mundo.

3/07/2006

Pasajero esporádico de vuelos suicidas. Acostumbrado a viajar en primera clase cuando lo hago, piloto hoy la sintaxis mágica que esta noche pre primaveral segrega de su vagina nocturna, alumbrada por el foco nacarado apoyado por su cortejo titilante y tembloroso.

Las nubes, rosadas, aparecen sobre el cielo cubriendo mi visión mortal y confundida. El futuro acecha, desde esta sombra, taciturno y sombrío, oscuro, vigilante y sigiloso, como un asesino profesional, como el cazador macabro que disfruta viendo cómo su presa arremete contra lo único que la mantiene viva, cayendo en la trampa de su mortal némesis.

Vuelvo de nuevo a no mirar demasiado al cielo para no caer enamorado de las estrellas. Camino pensativo y me dejo arrullar por el murmullo grave del viento, que, seductor, mece mis oídos acariciando mis orejas, besando mi cuello, colándose por mí.

Y de repente me doy cuenta de que es el recuerdo, y el recuerdo me memoriza a ti, y la sangre de esta herida despide un intenso aroma a hierro... Quizás sea porque mi corazón está oxidado, quizás sea que ya se abrillantó mi alma y por algún lugar tenía que liberarse de los residuos, como la piel seca de una costra cerrada.

3/05/2006

No habrá respuesta. Puedes mantener brillante una luz en favor de la esperanza, pero no habrá respuesta. Sentirás cómo se ceñirá la fe a la cintura de la desesperación del mismo modo en el que se ciñe un suspiro juvenil a los pétalos de una flor recién cortada tras detectar su aroma.

No habrá respuesta. Puedes mantener la sangre hirviendo en tus venas sobre el camino pedregoso, ayudando al alma sombría a salir de su pozo oscuro de deseos confusos. Pero no habrá respuesta. Notarás que la respiración se amolda acompasada al vaivén intenso y radical de la intuición más salvaje y primigenia, pero no habrá respuesta.

Ante ti se abrirá el futuro desconocido como las piernas de una virgen enamorada, gemirá el viento salvaje sobre tu locura y ahondará firmemente y perforador sobre tu seso reblandecido. No habrá respuesta, no tendrás respuesta, nadie escuchará tu súplica.

Sentirás que solo hay un camino disponible y entonces comprenderás que solo tú mantendrás la lucha por ti mismo.

3/02/2006

- En realidad me tenía hasta los mismísimos cojones. Una noche tras otra. Yendo al puto cementerio, hiciera frío o calor. Yo siempre la acompañaba, desde que aquello sucedió ya no era la misma de antes, era un peligro para sí misma. Todas las noches el mismo ritual, mi cerveza, un cigarro, flores mustias y ella de rodillas. Con su vestidito blanco, corto por las piernas y de cintura estrecha.

Si era invierno tan solo se colocaba un abrigo encima, un abrigo desgastado a juego con el aspecto de su alma. Y siempre, pero siempre, se arrodillaba, se quitaba el abrigo, lo dejaba caer tras de sí y empezaba a hablar.

Empezaba a hablarle a él. Al que moraba en ese nicho oscuro plagado de gusanos asquerosos y de olvido. A mi mejor amigo. Siempre tenía que ver ese dantesco espectáculo, coño. Al principio apuraba los tragos de mi cerveza, para que me durase más, pero conforme fueron pasando los días, los meses y las horas de esos días y esos meses, acabé por llevarme dos botellas para cada cuatro tragos.

Pasé de fumar, pues el alcohol era más rentable. Sin embargo, aquella vez no bebí. Como siempre ella estaba plañiendo delante de esa jodida frontera pétrea, de esa barrera insustancial pero definitiva, y ella se sentía respondida. No podía con eso, ¿sabe? No podía verla ahí arrodillada, postrada ante la muerte y, menos aún, verla humillada ante la muerte ajena.

Viéndola sufrir noche tras noche, escuchando sus sollozos, sus suspiros enamorados de un cadáver que seguía, al menos, en su corazón muerto con vida. Y en mi memoria con orgullo se alzaba su imagen.

Muchas veces sentía la imperiosa necesidad de increparla, de insultarla y recriminar su estúpida actitud, su suicidio terrenal, su rendición... Pero ella me miraba con esos ojitos vidriosos, con los mismos con los que me suplicaba que aguardara un rato más cuando hacía amago de irme. Y un poco más, hasta que amanecía...

Aquella noche no bebí. No llevé cigarros. Nada... Llevé en mi memoria la letanía macabra de sus sollozos perdidos en la noche y en la angustia ansiosa, esperando, a que llegase el momento de llegar al cementerio. Se vestía con su vestidito blanco. Estamos en primavera, ¿no?, por eso no se puso abrigo. Su cuerpo se movía con esa gracia que la caracterizó, con esa gracia innata, angelical incluso. Sin embargo no era más que el reflejo pálido y borroso, lo que de verdad se veía era una vida aprisionada.

Y volvimos a la lápida, gélida y fantástica como siempre. Pero esta vez, no sé si fue porque no llevaba mi cerveza, al apoyarme sobre ella sentí algo que me hizo estremecer. Entonces la vi, a tan solo dos metros y medio de mí, y supe que debía hacerlo.

La agarré, firmemente pero sin violencia, y supe que no debía pensar pues si lo hacía estoy seguro de que repararía en esos preciosos ojos negros, enormes, profundos e infinitos, bañados de angustia transparente y líquida, de amor amoratado de lloros y no podría.

Así que, sin pensar, la alcé, y cuando me miró a los ojos la vi sonreír. Suerte que ya había ejecutado el movimiento con mi brazo haciendo que la pala impactase de lleno contra ella y entonces, mientras yo prohibí mi mirada, mis oídos no me privaron del crujido letal de su cuello y del goteo inconfundible de la sangre ardiente en el suelo templado de abril.

Así brotaron las palabras de su mandíbula inquebrantable. Así salieron, una tras otra, bañadas en saliva dolorida. En sílaba dolorosa. De sus labios rojos no se adivinó ni un atisbo de remordimiento. Su convencimiento era, casi, atroz y temible. Infernal. La sala fría, gris, alumbrada por un fluorescente, pareció embrujarse. El relato perpetró un hechizo imborrable que perduraría por los siglos de los siglos en las paredes de aquella sala. Así lo pensó el agente.

- Pero, dime, cabrón... ¿ Por qué lo hiciste? ¿ Por qué no la llevaste al hospital de enfermos mentales, hijo de puta asesino?

- ¿ Quiere que se lo diga ?

El agente lo miró con un gesto de asco y curiosidad, de odio incluso, con el que obvió la necesidad de respuesta.

- Estaba enamorado de ella. Ya le he dicho, no podía verla sufrir.

Y en ese momento, sí se vio cómo su voz temblaba ligeramente y en sus ojos bailaron sus pupilas mientras se derramaba la consciencia sobre sus mejillas hasta sus labios. Su dureza, igual de resistente que la del mismo carbono e igual de frágil que éste, se vio superada.

El agente se desplomó subre su mesa, se aflojó su corbata y entonces, sin levantar la cabeza mientras miraba ese suelo negro manchado de ceniza, confirmó que de ese relato quedaría un hechizo marcado en la piedra de la sala de interrogatorios y, más profundo aún, en la sangre de sus venas.