12/08/2005

Sería, quizás ahora, un buen momento para pedir disculpas y proponer nuevas intenciones. Pediré disculpas por haber tratado todo este tiempo de hablar de cosas que no conozco con tal de sentir que soy capaz de alcanzar una profundidad considerable a la hora de escribir.

Sin embargo, y no hace mucho, vi, y de casualidad, que al hablar y escribir de cosas que no conozco, y que por consiguiente no comprendo, lo único que conseguía era un algo superficial que sonaba bien pero que luego no era más que hueco. Sí, soy torpe.

También creo que es buen momento para pedir disculpas por creerme especial al ser capaz de hacerte sonreír, pero se me concedan o no esas disculpas yo seguiré intentando hacerlo pues me encanta ver que sonríes. A pesar de todo, sí.

Hace unos días tuve tiempo de observar ciertas cosas. Sin ir más lejos hoy mismo. Acabaron ayer de pintar mi habitación y me ha tocado recoger. Estaba solo en casa así que he conectado bien el ordenador para poder poner música. Había un eco impresionante. No sé por qué he puesto una compilación de distintas canciones de distintos grupos y al llegar a una en particular el sonido del recuerdo era mucho más que ensordecedor.

Porque existe un momento en mis pensamientos en los que cambia todo drásticamente. En pensar si sí o si no. Si te quiero todavía, si es que no. Y mientras tanto, James Blunt me sugiere algo que deseo desde hace mucho. Llora, me dice. Cry, cry.. Pero no puedo.

También creo que puesto en esto debo ser sincero. Porque, después de todo, somos nada y en realidad nada nos queda. Y debo ser sincero al decir que llevo mucho tiempo, creo que desde que empecé a escribir, intentando que vuestras lágrimas sean la confirmación a mis palabras. Sé que decirlo así suena realmente extraño (y pretencioso), pero he centrado mis sensaciones, y a veces mis sentimientos, en palabras que he orientado de una forma con la que creía que sería capaz de crear ciertas reacciones en quien lo leyera. Mi motivación estaba equivocada.

Así que he pensado en escribir de mí, sobre mí y mi vida. Sobre mi entorno, sobre lo que puedo conocer de una manera más fácil. Quizás la espiritualidad se halle al no tratar de buscarla, porque es en lo más sencillo donde está el gusto; porque es en los detalles donde queda la esencia, esa esencia vital que nos empuja para no pararnos.


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