Se ha roto las alas. Apenas confía en el rumbo que seguirá cuando remonte el vuelo. Pero sonríe porque el impacto no lo ha matado. Está postrado, con los huesos fracturados y con un dolor inmenso sin embargo una sonrisa puebla su rostro, y no es irónica.
Su espíritu ya piensa en volar de nuevo. Sabe que ninguna agonía es eterna y que todas esas canciones ahora son algo que de algún modo le pertenece. Los sueños, quizás prohibidos, que arriesgó a nutrir son un tesoro que solo le corresponde a él.
El muro apareció de repente, como la realidad que asoma en un acto explosivo sin ni siquiera dar tiempo a una reacción salvadora. Esquivó cuanto pudo esquivar, luchó contra su cerebro, sus pensamientos contrapuestos, una lucha de contrarios. Una guerra dialéctica con su propia existencia.
La imposibilidad y lo real se cambiaban el traje sin ningún pudor, pero no aparecieron sin vestimenta. Y de la nada se elevó la evidencia que paró en seco su vuelo. Mas no la ilusión. Su fantasía es el reino que le ha sido otorgado por querer seguir a pesar del riesgo, de la locura.
Su vida le pertenece y por eso está en calma... Porque lo que siente lo siente él. Es algo completamente suyo y además verdaderamente inalienable. Lo sabe, por eso no deja de sonreír, por eso ya se agita de nuevo, aunque torpemente y dolorida, una de sus alas.
Es libre, y sabe que él pone el límite de su universo.
Su espíritu ya piensa en volar de nuevo. Sabe que ninguna agonía es eterna y que todas esas canciones ahora son algo que de algún modo le pertenece. Los sueños, quizás prohibidos, que arriesgó a nutrir son un tesoro que solo le corresponde a él.
El muro apareció de repente, como la realidad que asoma en un acto explosivo sin ni siquiera dar tiempo a una reacción salvadora. Esquivó cuanto pudo esquivar, luchó contra su cerebro, sus pensamientos contrapuestos, una lucha de contrarios. Una guerra dialéctica con su propia existencia.
La imposibilidad y lo real se cambiaban el traje sin ningún pudor, pero no aparecieron sin vestimenta. Y de la nada se elevó la evidencia que paró en seco su vuelo. Mas no la ilusión. Su fantasía es el reino que le ha sido otorgado por querer seguir a pesar del riesgo, de la locura.
Su vida le pertenece y por eso está en calma... Porque lo que siente lo siente él. Es algo completamente suyo y además verdaderamente inalienable. Lo sabe, por eso no deja de sonreír, por eso ya se agita de nuevo, aunque torpemente y dolorida, una de sus alas.
Es libre, y sabe que él pone el límite de su universo.
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