4/22/2006

Estás creando y piensas en llenar un folio entero con condicionales antes que concederle un presente precipitado. Pero no te das cuenta, no analizas, y aunque lo sabes reniegas, de que escribir en condicional es escribir en derrota, en sueño imposible, en suicidio moral.

El presente puede tumbarnos, la segura certeza y el aplomo de su constitución aplastan cualquier atisbo de duda pero es esa seguridad la que posiblemente sea la que nos convierta, aunque sea solo por un momento, en seres dubitativos no tan convencidos de que soñar no es peligroso.

Porque lo es, y mucho. Sobre todo cuando no se tiene la fe de, intentar al menos, cumplirlos... O, qué más da, de luchar aunque sea. Despuntando la ilusión por el horizonte de la realidad, disputando con la fantasía su terreno, un palmo más o un mundo entero, si da igual.

Estudias la posibilidad de que algo cambie, de que algo nazca y su gestación termine prematura o perfecta y sea real... O solo sea una manipulación, nada cognoscible como posible... Un engaño a ti mismo para pensar. De todo eso lo único que sacas en claro es que sigues vivo, que aún puedes descubrir si es de verdad o solo ficticio.

Tan peligroso como necesario. Tan fantástico como real.

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