12/26/2007

De fondo se oían los informativos. Estábamos comiendo en casa de mi abuela aquel día, y yo estaba atento a lo que decían los que hablaban en la mesa. Ninguno se ponía de acuerdo con nadie, todos tenían una réplica o un argumento nuevo con el que rebatir lo dicho. De repente, casi con indignación, mi abuelo dijo algo que me parece de lo más cierto que he escuchado en la vida. "El mundo se clasifica en dos grupos, los que pasan hambre y los que no".

He de reconocer que es, con mucho, la división más exacta que he podido escuchar. La mayor y principal diferencia de los seres, después de todo, es esa. Los desgraciados, y los no tanto. Los que pueden comer, y los que no pueden dormir porque las súplicas de su estómago llegan a doler de una manera entrada en lo superlativo.

No obstante, dentro de los que podemos acallar al estómago con comida y no acompañarlo con llanto, cabe profundizar un poco más. En el grupo afortunado al que pertenecemos existe otra diferenciación. Dicha puntualización también es aplicable al caso de los que pasan hambre, pero me parece una extrapolación rayana en lo absurdo, y casi en lo macabro. Volviendo, pues, al terreno que nos ha tocado, por suerte sin más, lo que diferencia a los seres es, básicamente, la voluntad de vivir.

¿Quién puede sobreponerse a lo que le ocurre? Desde luego no el que se considera víctima de la tragedia. Todos tienen problemas, sin duda, mas solo los superan aquellos que, sin dudarlo, deciden luchar por superarlos. Es la voluntad de vivir la que establece el matiz diferenciador clave dentro de la gran división del mundo. Claro que habrá situaciones extremas en las que la desesperación es tal que apenas puede desearse nada más que morir, y por supuesto que habrá condiciones y circunstancias que ignoro, pero por ello hablo desde mi experiencia, desde mi entorno, desde donde puedo saber que mis palabras no son una utopía idealista e irrespetuosa.

Evidentemente todo tiene un rango de aplicación, un área de influencia en la que es posible otorgar validez a cada idea o pensamiento. En los términos en los que planteo este pequeño ensayo puedo afirmar que, sin duda alguna, el que de verdad siente que merece la pena vivir, es el que vive, el que se fortalece y el que prospera. Parece exagerado, pero resulta sorprendente la cantidad de personas que reaccionan de manera trágica ante los aspectos propios, implícitos, inherentes, de y a la vida. Por extraño que parezca hay gente que reacciona así ante lo más identificativo de la propia vida y la existencia, que no es otra cosa que la propia imprevisibilidad.

Llegan, incluso, al punto de asustarse, simplemente, por pensamientos que, siendo todos realmente sinceros, pueden ocurrir del mismo modo que pueden no hacerlo. Y también se enfadan... Sin embargo hay que reconocer que están en su derecho, porque resulta que, afortunadamente, a este lado del mundo cada cual puede elegir... Cada uno es libre de escoger su propia miseria, u optar por otra opción.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy cierto lo que comentas, amigo mio. Pero me gustaría puntualizar que, aunque estén en su derecho, los que se quejan amargamente ante los demás por las más absurdas nimiedades de la vida son personas muy cortitas de mente o extremadamente egoistas (o las dos cosas).

Seguramente tu abuelo vivió el hambre en sus propias carnes o la tuvo muy cercana, y sabe de lo que habla. Hoy día, a dos horitas de avión de mi casa hay niños que mueren de hambre, y sin embargo la gente se cree desgraciada porque le han roto un retrovisor de su coche nuevo. Y ojo, no me refiero a que si te rompen un retrovisor te tenga que dar igual, evidentemente te cabreas, pero NO TIENES DERECHO a sentirte un desgraciado. Pero por desgracia es así, la gente es desgraciada porque no tiene lo que quiere, aunque le sobre de todo lo que necesita, incluido el amor.

Me alegra que sigas con tu blog. He de reconocerte que aunque te tengo en marcadores y entro de vez en cuando, no te había leído. Solo entraba para ver si seguías.

Un saludo, culo tierno.

Rubbens dijo...

Sigues vivo... Increíble, esa sí es una grata noticia. ^^