11/12/2007

Con los pinceles de sus ojos dibuja trazos de color en mis pupilas, haciéndole cosquillas al aire, con cada uno de sus parpadeos. En su boca entreabierta intuyo una sed que mis labios gritan por saciar cercando el aire que separa nuestros rostros. Después, buceando en su pelo me aferro a su cintura mientras con sus manos acaricia mi nuca y acomoda su cabeza en mi pecho.

Aunque no puedo verlo creo que sus mejillas se encienden cuando el acero fundido que circula por mis venas sale impelido en cada latido. Su sonrisa es la caja en la que guarda bajo llave todos sus secretos.

Y me dejo seducir por la idea de que alguno lleve mi nombre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

O_O me ha encantado...cada día te acercas más a la perfección :)
(y no es porque te lea con buenos ojos ¬¬)

un besin!