1/01/2007

¿Y si no hay hora para nosotros? Puede que no tengamos lugar en este espacio ni momento en este tiempo; que muramos sin conocernos o que vayamos muriendo mientras sigamos sin conocernos. No veo por qué he de esperar a que algo ocurra y sin embargo, espero.

Me es sumamente difícil olvidar. Olvidar que pasó lo mismo. Y no quiero hacerlo. Aunque ahora lo que me interesa es otro tema. ¿Para qué? Qué pasaría si sí hubiese hora para nosotros, si tuviésemos una porción de espacio y tiempo en la que conectarnos... A dónde nos llevaría esa posibilidad.

Llevo horas, desde hace días, barajando posibilidades; intentando curarme en prudencia, evitar aunque solo sea por poco la euforia ciega y kamikaze que me sacará el corazón de las costillas. ¿Estarás pensando en mí? ¿O también tratará tu parte más oscura, y racional, de olvidarme como yo intento hacer contigo?

Sí, a veces pienso que es mejor olvidarte... Porque duele mucho saber que vives sin vivir en mí, y quizás para otros. Es entonces cuando siento que me alimento de lo que siento y me desespero en hallar las palabras exactas, las frases concretas, la verdad que me ayude a decidir lo que hago... Y me cuesta tomar consciencia de que eso solo depende de mí.

Intento, también, no mirar la pantalla del móvil vacía de tus señas y llena de tu olvido. Sinceramente, y en definitiva, de mi egoísta memoria. Por eso vuelvo a lo mismo, a construir una catarsis espiritual mientras preparo lo imprescindible para llevar a cabo esa eucaristía prohibida en la que el objetivo es llegar a ser feliz por saber que sabes quién soy, pasando por alto que tal vez nunca vayas a ser mía.

Si vuelvo mis ojos hacia adentro veo mi calavera y, al hacerlo, no puedo dejar de pensar que es una señal, una lección... Sin carne, sin ojos y sin vida pero sonriente. Macabra y mordaz pero, después de todo, sonriente.

Sí, una cosa más... Debo aprender a no ver señales en cualquier lugar. Pero eso será más adelante... Cuando mis palabras curen; cuando mis historias maten.

No hay comentarios: