7/04/2008

Resulta que tal vez no quiera ser el vestidor que adecue en presencia a los oportunistas que quieran hacer de las suyas las putas más codiciadas. Que a lo mejor no quiere ser la causante de mal amor y doloroso olvido en el escaparate que da a la calle y desde donde enseña sus discretos encantos, escondidos tesoros a los ojos, que desde el rincón oscuro ven la luz que alumbra a los advenedizos.

Igual no quiere ser la diosa aparente y hermosa, la ninfa amable y presumida que todos creen ver en los pedazos más sobados de su esencia.

Puede que yo tenga razón y que disfrute siendo el infierno con miradores de lujo hacia la gloria de las nubes, de las noches en calma o las mañanas de tormenta. Quizás no me equivoque y encuentre su razón de ser en que alguien se vuelva un crápula y reviente todo lo que manda, lo que está de moda, y se cargue las tendencias, para conseguir que los hombres encuentren sueños en lo diario.

Porque a lo mejor no está para ser un lujo de unos cuantos sino el patrimonio de muchos, para que gracias a la inmortalidad de su espíritu no se deteriore la memoria que crea a todo un pueblo, para que desde ahí se sepa encontrar la manera de dar con la magia de reconocer a ésta hasta en lo más adverso.

Y no para engañarnos, ni para decirnos tomad una tierra prometida que ha sido engendrada por otros cuando me violaron, sin que yo pudiese hacer nada porque, después de todo, fui creada por los hombres.

No quiero un Edén sin sacrificio, no quiero artificios, ni paja sino trigo. No me parece justo que sea así... Que no nos ayudemos de ella para ayudarnos.

Me duele sentir que ya no es ese vestidor para egos inflamados de vanidad, ni el maquillaje para los próximas concubinas de las listas de éxitos o los más vendidos sino que buscan convertirla en la reina del casposo burdel del intelectualismo... Me duele saber que le hayan roto por dentro.

Pero, por suerte, aún hay locos que ven en ella lo que yo. La llave para aprender a avanzar por muy empinado que sea el terreno, por muy duras que resulten las frases, las palabras, del mensaje que alguno de esos del inicio de este párrafo quiera transmitir.

No... No me parece justo que se le esté perdiendo el respeto a la diosa de los que se nutren de palabras, de sensaciones, del propio mundo y de cuanto los rodea hasta que se les entumecen las entrañas.

Los que lloran cuando reconocen en lo que leen lo que bien podría ser una epístola hacia ellos mismos desde el puerto de ninguna parte, los que sonríen cuando hacen suspirar, los que no pueden dormir sin llevarse al menos una página al espíritu antes de acostarse.

La literatura no vale nada sin la definición de ser humano y todo lo que ésta implica: la oscilación constante desde la vergüenza hasta la increíble maravilla.

1 comentario:

Soñadora Empedernida dijo...

:)




Se notaba de quién estabas hablando. Qué amor. ^^