7/21/2008

Seguramente me decepcionaría saber que no estoy loco, que mi cabeza no funciona como el resto. Seguramente me vendría bien no ser, en una parte de mí, gran parte según ahora creo, tan pretencioso.

No hay manera de saber cuándo se ha cruzado, ni de saber cuándo lo han hecho los demás. Solo puedo quedarme pensando, como ayer, atrapado en el calor del coche de un amigo, yo sentado donde el copiloto, escuchando música, mientras él iba a por el ordenador de una amiga para arreglarlo.

Vi dos gatos entonces, juntos, uno negro y otro gris rayado, y pensé lo duro que sería para cualquiera de ellos que lo separasen del otro. Y me fijé en las ramas de los árboles, y en que apenas se movían, salvo por el aire que llamaba a tormenta y, al final, no dio nada.

Tan solo yo, sentado, ahí, sudando... Inspirando el olor del coche tan distinto después de que la chica hubiese entrado. Tan distinto al de mi amigo y mío. Solitario uno, escuchante y orador de voces el otro.

No sé por qué cojones estoy tan empeñado en vislumbrar sombras, en tocarlas con los dedos, en averiguar su forma... En hacerles el amor y saber si tiemblan, se emocionan y lloran. Para saber si comparten algo de mí entre ellas, o algo de cada una de ellas conmigo.

Con las ventanillas bajadas, el acelerón en segunda y la música sonando, la cosa cambió un poco. Él siguió en un silencio más fresco y yo, yo nada. Gritaban un poco más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

flipo con lo que escribes.....eres un crack