4/15/2007

A veces, cuando el aire acaricia mi espalda pienso que es tu mano agotada que pide descanso en mis hombros. Siento entonces que si me girase despacio te vería sonreír y mirarme con esos ojos rasgados y oscuros contándome mil doscientos secretos sin ni siquiera decir una palabra.

A veces, cuando no te hallo ni en el silencio ni en la conversación, pienso que puede que estés huyendo de mí. Pero es en ese mismo instante cuando caigo en la cuenta de que los sueños no escapan del soñador sino que el soñador se asusta de ellos y deja de soñar.

Empiezo a cansarme de solo imaginar que siento; necesito verte, acariciar tu piel, encontrarte donde quiera que estés. Noche tras noche deseo soñar con besar tu cuerpo delicado y abrazarte para acercarte un poco más a mí, para acercarme, yo, un poco más a ti. Día tras día, al abrir los ojos, despierto pensando que hoy te encontraré, por fin.

Día tras día, sin cesar, sin rendirme. Pero, no sé dónde estás. Sé que existes, pero no sé si eres para mí. Desconozco tu nombre, sin embargo sé quién eres. Ignoro cómo eres exactamente, no obstante estoy seguro de que te reconoceré cuando nos crucemos en el tiempo.

Apenas sé nada de ti. Tan solo aquello con lo que apareces cuando me sorprendes en esos momentos en los que estoy solo de verdad. Hermosa, hermosa en lo más bello y bella hasta en lo más desagradable.

Busco tu sonrisa, busco besarte. Te busco, y espero encontrarte. No sé cuánto esfuerzo lleva convertir un sueño en realidad pero si existen es por algo; si existes es por algo. ¿Es porque me quieres tanto como yo a ti?

No olvides que te sueño, que te quiero y que, algún día, nuestros ojos nos confesarán todo este tiempo. Tal vez lo esté dando por hecho pero algo en mí dice que tú también estás tras mi pista; en este mundo o en el que se construye cuando todos duermen.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Y si fueras vos?........Hace tanto que te espero....a veces me pregunto dónde estás....si recogiste el mensaje que lancé al mar en una botella durante aquel verano...