2/23/2007

Quiero preguntarte unas cosas ahora, y aquí, ya que cara a cara es imposible (por lo de vivir en lugares distintos) además de porque ni hablarme quieres y de mi integridad moral dudas. Vamos, que crees que soy un hipócrita, un falso como se dice en lo común, y mis palabras no son dignas de tus oídos.

Me gustaría que contestases con total sinceridad si yo te preguntase si has reparado en que por estas fechas, semana más, semana menos, hace un año nos conocimos; Querría oír de tus labios sin que te temblase la voz que no vibrarías si escuchases esa canción de nuevo, aquella que desde esa madrugada se convirtió en una de mis favoritas durante meses y que, sin ni siquiera esperarlo, despertó del recuerdo.

¿La has vuelto a escuchar? Y si lo has hecho dime, ¿no te has acordado de mí y de ti cuando esperábamos encontrarnos el uno en el otro sabiendo que el tiempo que pasábamos juntos hablando era más tiempo, más vivo y de más valor, que el que pasábamos solos? Solos, seguramente pensando el uno en el otro...

¿Recuerdas la primera vez que me echaste de menos en primavera, y el día en el que sentí más que nunca la necesidad de hablar contigo porque me pasé la tarde buscándote entre los rostros de un lugar que no habitas? Acuérdate de cómo sonreí al verte.

Estas preguntas son el último testimonio que me queda para decirte lo que en su momento no me atreví y solo insinué pero que sé que entendiste a la perfección, tal vez hubieran cambiado las cosas si lo hubiese confesado abiertamente. Dime, cómo has sido capaz de olvidarlo todo, de cambiar lo que era por ti por lo que ahora crees que soy. Qué es lo falso entonces, ¿lo que fui o lo que soy, lo que he sido? No creo que lo hayas desechado todo, quiero creer que sigo todavía ahí.

Cumplías el pacto que hicimos cada vez que abríamos una lata o bebíamos una jarra de cerveza cada uno en su lugar... ¿No es eso suficiente? Para mí es más que eso. Sin embargo no acabó cuando crees ni dejó de ser lo mismo cuando afirmas...

Sé que en realidad sabes que fue antes, mucho antes, de que hablásemos por última vez. No tengo nada más que decir ni que preguntar. Te eché de menos y aun ahora lo hago. Y así será hasta que el tiempo te haga polvo en mi memoria.

Una cosa más... ¿Has olvidado tu voz contestando a la mía cuando hablamos por teléfono la primera y última vez?

3 comentarios:

Gata Chata dijo...

Profundo canto... Pero ¿por qué las cosas que han de ser dichas se dicen mucho después?

"Estas preguntas son el último testimonio que me queda para decirte lo que en su momento no me atreví y solo insinué pero que sé que entendiste a la perfección."

No hay que presuponer nada. Sólo lo que se dice se ha dicho, incluso, lo dicho, corre el riesgo de no ser entendido.

No sé si es peor que lo haya olvidado o que lo esté tratando de olvidar.

Un saludo.

Rubbens dijo...

Está claro que es mejor decir... No sé por qué no lo hice... ¿Un exceso de racionalidad? Ni idea.

Siempre bienvenida, gata.

PD: Creo que es peor para ella que trate de olvidarlo porque el olvido no obedece a la voluntad... Y, después de todo, yo solo quiero su bien... De hecho ya empiezo a pensar que ni siquiera busco una segunda oportunidad o demostrarle que no soy como ella piensa.

Anónimo dijo...

No sé chico,puede que hayas disfrutado,en un pasado, con esta chica, pero actualmente es tu condena. Por desgracia, el amor no tiene cura,tal vez el olvido,pero como bien has dicho, no se puede manejar a voluntad. Lo que más rabia me da del asunto,a parte de que lo pasas mal, es que estoy impotente ante éste, no puedo hacer nada para evitar que sufras,y eso me jode mucho. Sólo puedo ofrecerte el consuelo de las palabras y mi apoyo;pero no puedo ir más allá de eso, y esto es algo que no me agrada nada,pero yo no puedo hacer nada. Bueno,una vez más te lo repito,si en algún momento ya sabes donde estoy y cómo localizarme. Lo siento.

Saludos y abrazos