Ha cruzado la puerta y al otro lado observa la oscuridad que ha dejado atrás. Un paso, o dos, por delante marcan la diferencia abismal de nuestra ignorancia.
Una poesía maldita, un cantar apócrifo, un verso ruin. Pero nosotros nos quedamos y el contemplar las almas errantes convirtió nuestros corazones de viva miel en resina seca, en lacra del pino de tronco azul y copa de esmeralda.
Está donde es, somos donde no está.
Una poesía maldita, un cantar apócrifo, un verso ruin. Pero nosotros nos quedamos y el contemplar las almas errantes convirtió nuestros corazones de viva miel en resina seca, en lacra del pino de tronco azul y copa de esmeralda.
Está donde es, somos donde no está.
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