5/23/2006

Al dejar que la oscuridad se cierna se podrá contemplar con más claridad la iluminación de la luz. Las estrellas profetizan caos pero, por ahora, este aire trae a sus espaldas una amalgama de aromas que abren una puerta al recuerdo.

Cargada de olores a infancia la brisa tiembla en los portales, y en mis párpados entra el vaticinio del verano blanco e imprevisible. Esta brisa enfría los sueños que se intentan escapar de la cabeza a la calle a través de la ventana abierta.

No quiero imaginación para la esperanza sino músculo y trabajo, no es fácil mantener la primavera en los adentros ya que el otoño acecha, y el invierno se cuela a robar calor de nuestras pasiones. La ilusión cobra fuerza, y se crece en este cielo cian de atardeceres rojos, la posibilidad gana enteros en seriedad para cumplir.

No hay un motivo. Estoy, sin más, contento. Es una sensación grata ya que da la impresión de que es gratis.

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