1/26/2009

Déjalos dormir y a mí errar apacible. Déjame deambular y no me digas que he estado equivocado todo este tiempo, que aquello que creí importante en realidad no lo era. Déjame seguir mis propios pasos, los caminos que invento, aunque sean una violación a todos los mapas.

Mantenme como estoy, en este particular binomio de razón y fantasía, en mis sueños frágiles y en los que no lo son tanto. En cualquier canción que encienda toda mi carne, a base de escalofríos ramificándose como la vid sobre la pared. Vides de escalofríos, cepas de sensación.

En el silencio, quieto, no me abras los ojos aún. Quiero caminar a ciegas, intuir los obstáculos y descubrir la satisfacción. No me reveles la verdad, no la desnudes ante mis manos todavía, no lo hagas, a pesar de que te vea casi en todos lados. Ten en cuenta cada una de mis palabras y pensamientos, hazlo así para poder juzgarme cuando llegue el momento.

Pero ahora no, ahora no. A mí déjame errar, fallar y ser torpe; a ellos déjalos dormir. Apacibles, apacibles en un rumor de creencias de originalidad y paz.

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