4/23/2008

Cuando vuelva a casa quiero que me nutras con tus lágrimas, mientras me amamantas con tus iris oscuros. Cuando vuelva a casa quiero que me esperes trémula, blanca casi pálida, con una sonrisa temerosa de pronósticos penosos. Cuando vuelva a casa quiero que me ames como a ti misma, pero que me digas cuánto me odias.

Cuando cruce el umbral hacia el hogar deseo que le quites la parca sombría a mi alma, y que la lances al fuego de la lumbre primaveral. Ya arde mi corazón. Cuando esté acomodándome en tu identidad más profunda deseo que me hieras, con crueldad y salvajismo, para que la brutalidad externa no me duela.

Cuando salga de nuevo quiero que me prometas que nunca más me dejarás entrar, que me jures que si me marcho es para no volver. Quiero, entonces, ver pétalos de clavel rodar por tus mejillas y cómo las sonrisas, temerosas de pronósticos penosos, se envilecen en unos labios fruncidos, tensos y marfíleos.

Todo eso quiero cuando yo vuelva a casa. Cuando estemos haciendo el amor.

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