3/13/2007

Sucede que a veces en la vida encuentras algo, o algo en la vida te encuentra a ti, y se adentra tanto en tu ser que llegas a desearlo con todas tus fuerzas. Caminas pensando en ello y no te importa, te gusta; te acuestas imaginando cómo sería, y no te preocupa, te encantaría soñar con ello aunque fuera; lo deseas tanto que cuando despiertas incluso piensas que tal vez haya cambiado algo y lo hayas conseguido. Se adentra tanto, hemos dicho, que te acaricia el alma con la ilusión pero te araña y te debilita con el veneno del realismo.

Acuérdate, ahora, de cuando quisiste ser Neo en Matrix o disparar a portería los mismos trallazos que Oliver o Marc Lenders... Vaya, ya no recuerdo si se escribía así. Por favor, vierte el fluido de tus recuerdos en la memoria y lanza una mirada retrospectiva... ¿Te ves de nuevo deseando ser aquel héroe, o heroína? El protagonista capaz de casi todo por él mismo y de todo con ayuda de sus amigos, de su inseparable séquito. Un grupo compacto sin defecto alguno. Seguro que te imaginaste, en algún momento, alcanzando tercera fase con un grito salvaje a la vez que emergía de tu cabeza una melena rubia e interminable.
Revives ahora esa sensación que te hacía sonreír al mismo tiempo que conseguía lo contrario. ¿Sientes, de nuevo, esa sensación que iluminaba tu alma y ensombrecía, un poco, la sonrisa de tu rostro? No es real, te repetías... No es real, estabas seguro que dirían... Pero no te importaba qué pensasen, no me importa qué piensen...

Sin embargo sigue estando ahí... No es real. ¿No? Pero, cómo puedo atreverme a negar algo que no conozco. Ahora soy yo el que te hará verte reflejado en mí y no como antes, que era a la inversa. Siento, de nuevo, que no puedo negarlo porque en realidad no soy capaz, no tengo pruebas, y además no quiero hacerlo. Ha matado tantas cosas bellas la razón... Todos nos hemos hecho daño alguna vez prohibiéndonos sentir la ilusión de algo asegurando que era por nuestro bien por lo que lo hacíamos.

Ahora soy un poco más mayor que aquellas veces y tengo muy claro que puede que tal vez lo que deseo ahora mismo sea verdaderamente imposible, pero también sé que puede que no. Fe y razón, ¿fe o razón? En cualquier caso me hace feliz pensar que tal vez, en algún otro momento mi deseo tenga más clara su posibilidad de ser o de no ser. Ojalá la de ser.

No obstante se me ha dado un tiempo para que aproveche como quiera... ¿Puede recordarse algo que has deseado mucho más allá de la muerte? ¿Y después de morir viene algo? Dicen que el atardecer de un paisaje es el amanecer de otro...

Sin duda alguna no voy a darme por vencido, y mucho menos por la racionalidad porque para razonar hacen falta argumentos y es exactamente de lo que carece todo esto, tanto de un punto como del otro, por ello elijo creer que algún día lograré ese deseo que me sorprende cuando camino, que justo antes de caer dormido me hace imaginar cómo sería todo de igual o diferente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que los dos sabemos de qué hablas,o al menos eso creo. Si no me equivoco,coincido contigo, sería bonito que fuera realidad, y aunque la razón nos incite a no creer en ello,ahí está la magia de la ilusión,en pensar que no tiene por qué ser así,que en algún momento llegue a hacerse realidad,pero estamos tratando un tema muy complicado. De todas formas, aunque nos hagamos crezcamos,no debemos perder la imaginación,la ilusión,por llamarlo de algún modo. Aunque no se pueda vivir de sueños,se puede disfrutar con ellos. Así que ya sabes, sigamos soñando,quién sabe lo que sucederá en el futuro...

Rubbens dijo...

Tú lo has dicho, amigo... La magia de la ilusión.

Kubanwa, tomodachi wa!