10/19/2006

Debaten, buenos amigos entre sí, bien conocidos. El tema es sobre la felicidad del hombre, que desde que porta esta condición como tal lleva la búsqueda de la misma como axioma. Axioma, a decir verdad, bastante dogmatizado, interpretado esto en la acepción religiosa. Pero ahí están, debatiendo.

Todo transcurre tranquilamente hasta que se asocia felicidad con el concepto de aprovechamiento del tiempo, sentimiento de inutilidad individual y depresión por frustración. Extrapolando al término académico-profesional, uno de ellos dice:

Uno de ellos- Personalmente creo que la pérdida de tiempo que se puede dar al tomar una decisión pasional con respecto al futuro es clave a la hora de sentirse inútil si se aprecia el individuo incapaz de realizar aquello que, pasionalmente hablando, lo llena.

El otro responde:

El otro- Entonces, qué propones. ¿Un transporte especializado del individuo para paliar lo trágico de darse cuenta de haber errado?

Y comienza el debate a trazarse de forma continua y veloz por lo que éste será, posiblemente, de los últimos incisos aclaratorios que tengan lugar. Continúa:

Uno de ellos- Utópicamente, y restando pragmatismo, evidentemente, a la idea práctica y funcional de lo que pienso, sería ideal conocer las aptitudes para las que el individuo se halla mejor capacitado. A través de posibles estudios psicomotrices, cerebrales, neurológicos y morfo-anatómicos, podría ser determinada el área óptima para la cual ese individuo obtuviese los mejores resultados a nivel personal y colectivo lo cual, indudablemente, le reportaría un mayor grado de felicidad.

El otro- Sin embargo, al hacerlo, deshumanizamos de una manera brutal y monstruosa al individuo y lo privamos del error. Sí, a efectos de aprovechamiento temporal tu idea es obviamente positiva, pero no tienes en cuenta que el individuo no evoluciona si no obtiene conclusiones a raíz de la causalidad. Si le dices por dónde ir él nunca sabrá, por sí mismo, por dónde debería haber ido. Además, según mi opinión, la felicidad consiste en lo que uno quiere.

Uno de ellos- Tienes razón, pero no te olvides de que la felicidad cae en tremendo declive si el individuo se desmoraliza. Es bien sabido que el autoestima y la felicidad van tan íntimamente entrelazadas que si una falla la otra responde análogamente. Esto nos lleva a ver, sin necesidad, casi, de deducir, que si al individuo le ahorramos, y digo ahorrar que no privar, del error en la elección de por dónde llevar su futuro estamos dirigiéndolo hacia una felicidad prácticamente asegurada.

El otro- Hablas de convertir al ser en una computadora. Si una elección provoca en ti un efecto negativo, instantáneamente tú sabes que debes cambiar esa elección y alternar la vía para evitar ese efecto negativo. Es entonces cuando te aproximas a la realización individual que es lo que realmente nos hace felices.

Uno de ellos- Te equivocas. El pesimismo es inherente, en mayor o menor medida, a la condición de ser humano. Y también sabemos que cada individuo se critica a sí mismo como no lo critica nadie por lo cual si conseguimos que el individuo asuma que su mejor opción es la que le damos y no la que cree no se topará con errores que lo desmoralicen y lo conduzcan a la autocrítica y, por ende, a la infelicidad.

Llegados a este punto me veo en la coyuntura de recordar que solo son dos debatientes. Proseguimos:

El otro- En ese caso anulamos el concepto de libertad ya que el individuo no elige sino que es inducido a elegir lo cual, a posteriori, lo obligará a pensar que no eligió lo que quería sino lo que se le dijo que era mejor para él y que en realidad sabía que quería. Eso, sin duda, lo llevará a cuestionarse su valentía y su validez como ser humano y acabaría cayendo en una vorágine de autocrítica y, en conclusión, a la infelicidad.

Uno de ellos- La caída hacia la infelicidad es vertiginosa y fácil por ello la felicidad es tan compleja y, en muchos casos, efímera. El individuo, y debo corregirte, al verse capaz de hacer todo aquello con lo que se tope en el camino que le hemos marcado irá dándose cuenta de que es realmente útil a sí mismo así como a la comunidad lo cual, estando yo completamente seguro, lo llevará a sentirse una parte más del engranaje totalmente feliz consigo mismo y sin autocrítica.

El otro- Pero, qué ocurrirá si se da el caso en el que el individuo se sienta vacío al contemplar que aquello en lo que está no le supone ningún estímulo ya que el esfuerzo que invierte en hacerlo es mínimo. Qué ocurrirá si el individuo es autoconsciente de que es bueno en lo que hace pero eso no le llena. Tu teoría es perfecta si el ser es llevado por el camino que éste quiere seguir y para el cual está más cualificado innatamente.

Uno de ellos- Entonces ahí se dan dos casos, los afortunados y los libres. Los afortunados estarán más cerca de ser felices a la par que los conformistas; los libres, por contra, se verán sometidos a guerras personales que se verán resueltas, si tienen suerte para ello, en su idiosincrasia individual.

El otro- Entonces la felicidad quién la obtenderá, el que quiera o el que pueda.

Uno de ellos- Si te soy sincero creo que ni los unos ni los otros ya que cuando crean tener un motivo para ser felices sabrán que tienen infinitos motivos para no serlo. Ya lo sabes, somos humanos.

El otro- Debo reconocer que ahí estoy al cien por cien contigo.

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