10/02/2005

Todo era oscuro. Inmenso. Podía sentir en sí misma las diemensiones de ese lugar. Oscuro, oscuro, oscuro. Se encontraba apoyada sobre algo sólido. Algo tan extenso como ella misma. Una oscuridad palpable, con tacto. Suave, a ratos cálida, a ratos gélida.

El frío y el calor se mezclaban en ella. La fuerza del aire la sobresaltaba constantemente, como si los secretos que portaba en sí el aliento de Eolo pudieran poseerla y convertirla en partícipe de los mismos.

El reloj corría en su contra. El tiempo maldito se agolpaba impasible contra toda forma de vida. Ella, en su boca saboreaba los versos que había escrito alguna vez en su vida, los labios rotos de su rostro indefinido los mezclaban con un sabor agrio a hierro, los mezclaban con la sangre de sus palabras, con la sangre de su piel, con las lágrimas de sus ojos.

No sabía dónde estaba, aunque creía conocer el lugar. Había algo que le daba continuas pistas, sobre ella, tras ella, dentro de ella, delante de ella, detrás y debajo de ella se entremezclaban las notas musicales de ciertas canciones que le daban vida en ciertas ocasiones, que se la robaban en tantas otras o que la hacían caer arrodillada, hasta lo más hondo del ánimo sintiéndose desgraciadamente identificada en lo que la canción decía.

Para ella no era necesario entender la letra o el lenguaje de una canción como para comprenderla. Otras veces, la música y las palabras la dejaban vacía de algo pero llena de otro algo completamente distinto, la llenaban de una euforia caprichosa que hacía que lo que dominaba se crispase, que el espíritu se agitase dentro de un cuerpo informe e indefinible...

Ya no había solo oscuridad, en algún momento se iluminaba la negrura que la rodeba con alguna imagen captada en el momento exacto de verla, como un fotograma de una película, como un parpadeo extremo, como la lucidez crítica de un loco antes de morir.

Empezaba a sentir algo extraño, a no saber qué decía.. A no saber qué ni cómo sentirse. Se sentó, no quería continuar andando sin saber a dónde, no quería seguir hasta la extenuación, así que una vez sentada, se dejó caer hacia atrás y se tumbó sobre ese suelo invisible pero existente... Y miró hacia arriba, miró todo lo que había visto, todo lo que había sentido, escuchó todas sus canciones, releyó los versos que hizo escribir a través de la mano de un cuerpo físico y definido...

Inspiró fuerte, se desprendió de todo y supuso, creyendo comprenderlo, que eso era lo que conllevaba llamarse Alma.

1 comentario:

rebeldesincausa dijo...

Hola!! oye, me encanto tu comentario. no te conozco de nada, solo de lo que me ablo Anna de ti, pero al ver lo que me has escrito puedo reconocer que tenia toda la razon en lo que me decia. weno, eso k me dijistes de que se lo tenia que aber preguntado, te digo que se lo pregunte. le dije que si seguia sintiendo algo mas que amistad por ella, y me lo negó. me dijo que en su corazón solo existia yo, pero a partir de allí todo fue a peor. A lo de que me tenia que haber dado cuenta, tambien te digo que si, que me di cuenta, le veia gestos y una mirada especial cada vez que hablaba de ella, pero me lo negaba a mi misma, pero iwalmente mas de una noche me quede en vela pensando en eso. Y a lo de que solo son dos meses, ya, son solo dos, pero fueron los mas intensos de mi vida, y ahora esos dos meses, él, con su comportamiento, los a tirado a la basura. Pero iwalmente gracias. Nadie me había escrito nada así. Ah! por cierto, que sepas k escribes de coña. tus palabras llegan al alma. dwww!! y gracias