10/13/2005

Esto es una despedida. No sé hasta cuándo, pero una despedida. Por decirlo de algún modo metafórico, Caín, mi otro medio yo y yo ya somos solo uno. Quizás sea realmente una mala persona, pero sé algo que no soy y no soy un hipócrita.

He decidido sellar mis labios, de momento, con yeso. Sí, con yeso porque quizás con agua tibia pueda despegarlos. Pero ese agua tibia tendrá que traérmela otra persona, no sé quién. Quien sea.
Quizás vuelva a escribir, quizás nunca más lo haga.

Si vuelvo a hacerlo, leed bien porque ya no soy quien era, y supongo que lo que escriba en un futuro (si es que acaso lo hago) no tendrá nada que ver. Demasiados fallos, demasiada injusticia, demasiado culpable.

Sobretodo eso, demasiado culpable. Demasiado niño, demasiado inexperto... Demasiado tonto. Lamento lo que voy a decir, que no sé si alguien lo leerá, pero no voy a permitir comentarios en esta entrada... Que qué gano con esto? Obligarme a no visitar este sitio en mucho tiempo, obligarme quizás a no visitarlo nunca más.

Caín se marcha. Con las alas abiertas, negras y con más de una nueva cicatriz. A veces dejando un pequeñito rastro de sangre... Pero a pesar de que duele, Caín se marcha, y yo me voy con él.