8/25/2009

La tierra nunca olvida el otoño, nunca las hojas frágiles abrigando su suelo. Dime, qué hacer con tu tristeza y la mía. Dime, cómo convencer a la tierra de rechazar la oportunidad de enjoyarse con árboles de oro y rubí.

Las mismas hojas que siempre son distintas. Corre ahora a exprimir los días de verano, no llores la primavera, no caigas en melancolía por muy cerca que los vientos gélidos se anuncien, por mucho que el sueño ártico sacuda nuestros huesos despojando a los árboles, arrebatando a los montes y prados también sus colores de piedras preciosas y únicos metales.

El otoño nunca olvida a la tierra, y por eso le trae oro y rubíes, un año espera para verla. Dime, cómo decirle al otoño que ella no lo quiere, que sus regalos no la agradan. Dime, cómo mentirle, con qué derecho hacerle daño.

Déjalo tranquilo y en paz, es pobre amante. Pobre amante que morirá de frío, a diferencia de nosotros, que volveremos a verla vestirse con brisas de seda y juguetear con jade.

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